Ningún visionario de profesiones podía adelantar que, en cuestión de semanas, los oficios más demandados serían el de medidor de temperatura, fabricante de mascarillas y desinfectantes de manos. Ni que la industria de la moda haría uniformes de sanitarios. Y sin embargo la pandemia dibujó un panorama de dinámicas nuevas. Nuevas líneas de negocio, digitalización a toda prisa, visibilización de la salud mental, consultas remotas… Soluciones para un mundo que aprieta los dientes para no perder su empleo.
“La pandemia ha demostrado que en un momento cambiante la competencia más demandada es el aprendizaje constante. Un cambio que deben adoptar todas las profesiones”, resume Pilar Llácer, directora del Head of Research del Work of the Future Centre de EAE Business School. Su análisis sobre la reinvención profesional recoge que la crisis de la covid-19 ha impulsado la formación, especialmente de mujeres. Por sectores, los que provenían de la hostelería, el turismo y la restauración son los que más interés han puesto en este giro profesional, según el estudio.
“Es importante que las personas sepan valerse por sí mismas, tener resiliencia, iniciativa y templanza, y aplicar esto a la relación con el cliente. Les toca poner en práctica la escucha activa y la empatía”, apunta el economista Juan Carlos Cubeiro, consejero del Human Age Institute de ManpowerGroup. Los emprendedores Estetiplan, apoyados por la incubadora Lanzadera del dueño de Mercadona, son un buen ejemplo de esto. Dedicada al sector de la belleza y la salud, se negó a plantear un ERTE (como les recomendaban) cuando los centros de estética, sus principales clientes, tuvieron que echar el cierre.
En lugar de esto, entrenó a formadores y comerciales para trabajar en remoto y, lejos de estrellarse, han duplicado beneficios y abierto líneas de negocio. “Los materiales de los cursos podemos ofrecerlos como producto”, anota el consejero delegado de la compañía, Antonio de la Torre. Además, instauraron la posición de consultor experto en covid-19 para ayudar al sector estético a adaptarse a la nueva normalidad y comunicar mejor. “Las gestorías de nuestros clientes no suelen entender su negocio ni su normativa al detalle. Les traducimos restricciones y les ayudamos a mejorar sus protocolos”.
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