Por Lya Gutiérrez Quintanilla
Queridos lectores, fíjense que hace unos días se llevó a cabo en el precioso Parque Melchor Ocampo, aledaño a la zona con vestigios olmecas en Cuernavaca, una inolvidable ceremonia prehispánica. Se trató de un rito propiciatorio para llamar la lluvia luego de una sequía prolongada en mi estado.
Nos reunimos frente a un nacimiento de agua, rodeados de centenaria y altísima arboleda acompañados por la explicación que la Nanantzin (dirigente) Martha Solé Valois del Consejo Superior indígena del Señorío de Cuauhnáhuac y promotora de esta doble ceremonia. Martha, de orgulloso origen indígena a pesar de sus apellidos y originaria del barrio de San Antón, en Cuernavaca, realizó el rito en lengua náhuatl e iba traduciendo en español mientras el sonido del soplar de los caracoles subrayaba sus palabras.
Para continuar con esta lectura, queridos amigos, les pido se despojen de su cotidianeidad para conocer otra, muy diferente y muy valiosa, que desde tiempos ancestrales ha sobrevivido hasta nuestros días. Dicho lo anterior, sigo con esta narración: Una vez terminado el ritual al agua, que contó con el ofrecimiento de flores vertidas directamente al manantial, con miel y juguetitos mexicanos de barro y de carrizo así como una muñeca artesanal vestida de tetelcinga en medio del sahumerio de copal, estos últimos fueron dejados en una orillita del manantial para que los Tlaloques, (ayudantes de Tláloc) se pusieran a trabajar en beneficio de nuestra petición. Ya al término del evento, se previó antes de retirarnos la limpieza del agua, como un acto de respeto y humildad a la madre tierra.
Inmediatamente después, dentro del festejo por la Batalla de la Noche de la Victoria (no se le llama Noche Triste), fueron entregados seis Yaopantlis o banderas de Cuauhtláhuac que es el huey tlatoani mexica que entre Moctezuma Xocoyotzin y Cuauhtémoc, enfrentó y derrotó a los invasores en la Noche de la Victoria y que murió poco después de viruela. Y esta Yaopantli, a decir de Solé Valois se le considera la primera bandera de México, pronunciada esta última palabra la x no como j, sino como sh: Méshico. Esta bandera trae un águila con las alas extendidas, sin serpiente en el pico, sino con una atlachinolli, concepto mexica que significa agua quemada y que se representa con una planta medicinal que se daba en el Lago de Texcoco, toda esta imagen ha quedado plasmada iconográficamente en códices y esculturas. Ese era el lugar donde se tenía que desarrollar el pueblo Tenochca. Las tres piedras sobre las que está posada el águila original en esta Yaopantli, representan a los tres pueblos que conformaron la Triple Alianza en el antiguo Anáhuac: México-Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan.
Cada bandera o Yaopantli representa una de las seis direcciones del Cosmos: norte, sur, oriente, poniente, arriba y abajo. En el año de 1991, continúa informando la Nanantzin, se levanta en Cuaunáhuac, (antiguo nombre de Cuernavaca), el primer Teopantli (en memoria de los altares de cráneos), por el Supremo Consejo Indígena de Xoxocotla y le es entregado a la Confederación Tlahuica de Danza Azteca que dirige la misma Marthá Solé y a quien se le encomendó su guarda y custodia para que ese símbolo sagrado no fuera mal utilizado. En la misma ceremonia se entregaron preseas de Guerrero Águila y Guerrero Jaguar a morelenses elegidos por su defensa, apoyo y/o divulgación de la cultura ancestral Tlahuica o del México Antiguo en general. Fueron reconocimientos al mérito y al trabajo y entre los galardonados estuvieron el delegado del INAH, Víctor Hugo Valencia; otro fue el Dr. Juan Blechen, Cirujano y Homeópata, por su apoyo a los pueblos indígenas; así como al representante del Supremo Consejo de los doce pueblos el gobernador indígena de Cuauhnáhuac, Manuel Gómez; a la regidora por Cuernavaca, Wendy Salinas Ruiz la recibió en memoria de su padre Eduardo Salinas Aguilar, activista indígena que fue un gran defensor de las tradiciones y del territorio de Ocotepec y la aceptó también a ella misma, ante Isidro Rosales, actual tlaltecuhtli (representación anahuaca que significa el señor de la tierra, en este caso de Ocotepec), Y quien esto escribe, por la difusión de la cultura del México Antiguo que me encanta divulgar, entre otros. El valor de esta entrega es que desde 1991 ya no se había vuelto a realizar hasta en esta ocasión que ya existe el Consejo legal, formal, tradicional que avala la historia y la continuidad de la tradición.
Y hasta el próximo lunes.
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