El diario El Mundo cuenta la historia de Duván y su familia, quienes vivieron una tragedia cuando su padre fue asesinado por un vecino, luego de una discusión. El homicida fue sentenciado a 30 años de prisión, en una cárcel cerca de su casa. La familia visitaba a menudo la tumba del padre, ubicada en el cementerio de una finca cercana donde también se encuentra la cárcel. Durante esas visitas, ellos podían ver a su asesino y esto les causaba un gran dolor. Con el tiempo, la familia comenzó a sentirse incómoda al ver al homicida en la cárcel y solicitaron su traslado.
Pero esta petición no fue fácil de conseguir. La familia llevó a cabo una campaña pidiendo el traslado del asesino y, finalmente, después de más de una década, lograron su objetivo. EL traslado fue realizado a una cárcel lejana y esto benefició a la familia en su proceso de sanación emocional. De hecho, la familia organizó una gran celebración en honor a esta liberación. Acompañados por amigos y vecinos, festejaron en el cementerio en el que está enterrado el padre de la familia.
Esta historia es un claro ejemplo de cómo la justicia no solo es punitiva, sino también restaurativa. Un traslado de cárcel permitió a la familia estar más tranquila, para poder seguir adelante tras la tragedia que vivieron. Sin embargo, también es preocupante el hecho de que la familia haya tenido que esperar tantos años y llevar a cabo una campaña, para poder obtener este traslado. Este caso muestra una vez más la necesidad de que la justicia sea implementada de manera más eficiente y sensible a las necesidades de las personas afectadas por la violencia en todas sus formas.
Es importante destacar que este tipo de situaciones son lamentablemente comunes en América Latina, en donde la justicia tarda años y a veces no es suficiente para permitir a las personas afectadas continuar con sus vidas. Por eso, es fundamental que se tomen medidas para mejorar la eficiencia y el acceso a la justicia, y para garantizar que las necesidades de las víctimas de violencia sean atendidas. Solo de esta manera se puede aspirar a una sociedad más justa y equitativa, en donde todas las personas tengan garantizados sus derechos fundamentales.
Finalmente, esta historia es también un recordatorio de la importancia de trabajar para prevenir la violencia, y para construir sociedades donde la justicia y el bienestar sean valores fundamentales. Solo así podremos evitar situaciones tan dolorosas como la que vivió la familia de Duván, y garantizar que todas las personas puedan vivir en paz y seguridad.
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