Estados Unidos ha manifestado su disposición a imponer severas sanciones en un esfuerzo por llevar a Rusia a la mesa de negociaciones, destacando que estas medidas solo serán efectivas si los estados europeos cesan la compra de petróleo ruso. Esta afirmación fue realizada por Donald Trump durante su intervención en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, donde subrayó la urgencia de la situación.
Trump comunicó a los líderes europeos presentes que, si no se detienen las importaciones de petróleo ruso, se corre el riesgo de perder tiempo valioso. Expresó su confianza en que podría convencer a Víktor Orbán, el primer ministro húngaro, a pesar de la resistencia que podría encontrar.
Sin embargo, la influencia de Trump parece ser insuficiente ante la postura del gobierno húngaro. El ministro de Asuntos Exteriores, Péter Szijjártó, reafirmó la dependencia del país hacia el petróleo ruso, alegando que solo a través del oleoducto Druzhba se puede asegurar un suministro energético estable.
Por otro lado, Attila Holoda, analista energético y exsubsecretario de Estado, discrepó con la visión de Szijjártó. Argumentó que la principal razón por la que la empresa energética MOL no opta por otras fuentes de petróleo es la significativa ventaja de precios del petróleo tipo Ural. Aunque el oleoducto Adria tiene la capacidad para transportar 1,2 millones de toneladas mensuales hacia Hungría y Eslovaquia, la decisión de cambiar de proveedor no parece estar sobre la mesa.
Szijjártó respondió a estas afirmaciones, destacando las dificultades operativas de mantener el oleoducto Janaf en funcionamiento continuo. Señaló que todos los oleoductos requieren interrupciones para llevar a cabo trabajos de mantenimiento, lo que complica aún más la situación.
Holoda, en contraste, afirmó que Hungría cuenta con suficientes reservas de petróleo para varios meses, las cuales se han utilizado previamente en situaciones de emergencia, como cuando el oleoducto Druzhba sufrió una avería.
Respecto al impacto en los precios, el gobierno argumenta regularmente que la eliminación del petróleo ruso podría provocar un aumento significativo en los costos de combustible. Esto sería un desafío particular para el gobierno de Orbán en el contexto de las elecciones, ya que una reducción drástica de precios podría perjudicar la competencia justa en el mercado.
En conclusión, detener las importaciones de petróleo ruso podría ejercer una presión considerable sobre el régimen de Putin y su maquinaria bélica. Sin embargo, esta decisión también afectaría a MOL y a otras empresas en el proceso de compra, así como a los ingresos fiscales del estado. Para la gran mayoría de los consumidores húngaros, no obstante, la disponibilidad de combustible en las estaciones de servicio seguiría garantizada, y los precios podrían no experimentar cambios tan drásticos como se anticipa.
La información aquí expuesta corresponde a la fecha de publicación del contenido original (2025-09-25 02:01:00) y, aunque se ha presentado un análisis exhaustivo sobre los acontecimientos y las posturas de los actores involucrados, se sugiere consultar fuentes actualizadas para un panorama más actual.
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