El ministro de Interior turco, Süleyman Soylu, ha anunciado en la mañana del lunes la detención de la presunta autora del atentado con bomba del domingo en la avenida Istiklal de Estambul, así como otras 21 personas relacionadas con el ataque que ha causado la muerte de seis personas y más de ochenta heridos. “Los indicios de que disponemos [apuntan] al PKK/PYD”, afirmó Soylu, en referencia al grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y al Partido de la Unión Democrática (PYD), cuyas milicias YPG controlan parte del norte de Siria, de donde ―según defiende Ankara― procedía la autora y la orden del ataque. El ministro de Interior turco, además, ha cargado contra Estados Unidos por el apoyo que prestan a esas milicias.
Aunque en un principio se barajó la posibilidad de que se tratase de un atentado suicida, la investigación se decanta ahora por una mujer que colocó un paquete bomba junto a un macetero en una concurrida zona de la avenida Istiklal. “Una mujer se sienta en uno de los bancos durante más de cuarenta minutos, luego se levanta y al cabo de uno o dos minutos se produce la explosión”, explicó el ministro de Justicia Bekir Bozdag. Vídeos de las cámaras de seguridad emitidos en las televisiones turcas muestran a una joven con botas, pantalones militares y cubierta por un velo ―anudado más a la manera siria que a la que se estila en Turquía―, que corre entre la multitud huyendo más rápido que el resto.
También se han publicado imágenes de la detención, en la que se ve a la presunta autora reducida por agentes fuertemente armados en el suelo de un modesto y pequeño apartamento, casi sin amueblar. Un perro de la policía ayuda en el registro, en el que se habrían encontrado dinero en diferentes divisas, algunas joyas aparentemente de oro ―un modo habitual de trasladar dinero en Oriente Próximo―, una pistola y un cajetín de balas.
Según explicó Soylu, la presunta terrorista entró en Turquía desde Afrin, antiguo cantón kurdo del noroeste de Siria ahora bajo control del Ejército turco y sus milicias sirias afines, si bien considera que la organización del atentado procedía de la zona bajo control de las Fuerzas Democráticas Sirias, un paraguas de diversos grupos liderados por las milicias kurdas Unidades de Protección Popular (YPG). “Desde nuestras primeras pesquisas, estamos tras la misma pista. Las instrucciones del atentado llegaron de Kobane”, explicó el ministro de Interior. Esta ciudad siria, fronteriza con Turquía y 150 kilómetros al este de Afrin, es uno de los bastiones de las milicias kurdas de Siria, que entre 2014 y 2015 libraron duros combates contra las fuerzas de Estado Islámico que la asediaban, a raíz de lo cual EE UU y otros países comenzaron a apoyar a las YPG.
Ankara, en cambio, las considera una mera extensión del PKK, grupo con el que las YPG tienen estrechos lazos y que está incluido en la listas de organizaciones terroristas de EE UU y la Unión Europea. Por eso, el Gobierno turco lleva años exigiendo que cese esta cooperación entre Washington y las milicias kurdas. Además, ha amenazado en varias ocasiones con intervenir militarmente en el área de Kobane, la última vez este mismo año, si bien ni Washington ni Moscú ―dos potencias con presencia en la zona― dieron luz verde a Ankara para proceder.
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