Turquía y Libano, los que más han abierto sus puertas desde que en 2011 los sirios comenzaron a huir de la guerra, de la dictadura de Bachar el Asad, del autodenominado califato del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) y, en fin, del desastre y la pobreza en la que llevan sumidos más de una década. Líbano y Turquía, los dos países con mayor número de refugiados sirios (1,5 y 3,6 millones, respectivamente), han dado un giro gradual a su discurso migratorio ―a raíz de su propia situación económica y política― para retornar “voluntariamente”, dicen, a cientos de miles de sirios a su país.
Líbano reactivó el 26 de octubre el plan de retorno que comenzó por oleadas en 2017 y había frenado la pandemia. Medio millar de sirios salió en buses fletados ex profeso desde distintas partes del país. Otros 330 lo hicieron el pasado sábado, según la Agencia Nacional de Noticias. El objetivo de las autoridades es repatriar a 15.000 personas al mes.
Mientras, Turquía, que según su presidente, Recep Tayyip Erdogan, ya ha devuelto a más de 526.000 sirios desde 2016, amenaza con empezar una estrategia similar para sacar del país a un millón más. Esto hace que en Bruselas empiecen a saltar las alarmas ante un más que probable aumento de llegadas irregulares a territorio comunitario. Un total de 31.000 sirios han sido detectados por Frontex, la agencia de protección de fronteras exteriores de la Unión Europea, queriendo entrar en territorio comunitario de manera irregular entre enero y junio de 2022, el doble que en el mismo periodo que el año anterior.
Desde el pasado agosto, la ruta migratoria más oriental del Mediterráneo empezaba ya a ser la preocupación número uno para la UE en el ámbito migratorio, principalmente por el considerable aumento de las salidas de ciudadanos sirios desde Líbano y Turquía por temor a ser devueltos a su país. Las condiciones de vida en algunos países de acogida de Oriente Próximo, la crisis económica y política, y las iniciativas de retorno acordadas con el régimen de Damasco de cientos de miles de refugiados sirios que llevan años en Turquía y Líbano han hecho que Bruselas vuelva a poner la lupa sobre esta región.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.