Un nuevo estudio sugiere que la malformación de Chiari tipo I podría tener su origen en genes heredados de los neandertales. Esta condición, que afecta la base del cráneo y puede provocar desde dolores de cabeza hasta problemas neurológicos graves, estaría relacionada con una incompatibilidad evolutiva entre el cerebro moderno y una estructura craneal más primitiva.
¿Quién hizo el hallazgo?
El estudio fue liderado por la osteoarqueóloga Kimberly Plomp y el antropólogo Mark Collard, y publicado en la revista Evolution, Medicine, and Public Health. En él participó un equipo internacional de científicos que combinó arqueología, medicina y tecnología digital.
¿Qué descubrieron?
Al comparar cráneos en 3D de más de 100 personas vivas —46 de ellas con Chiari tipo I— con fósiles de ocho homínidos antiguos, incluidos tres neandertales, los investigadores encontraron similitudes notables entre los cráneos de pacientes con esta malformación y los de los neandertales.
Las personas afectadas presentan una base del cráneo más baja y plana, un foramen magno reducido y adelantado, y una forma craneal que recuerda a la de los neandertales, pero no a la de otras especies como Homo erectus o Homo heidelbergensis.
¿Cómo afecta esta condición?
La malformación de Chiari tipo I ocurre cuando el cerebelo se desliza hacia el canal espinal, lo que puede causar desde síntomas leves hasta complicaciones severas. El estudio plantea que esta condición puede ser el resultado de una “mala combinación evolutiva”: un cerebro moderno y voluminoso tratando de encajar en un cráneo influenciado por genes neandertales.
¿Por qué es relevante?
Los humanos actuales de origen africano tienen poca o ninguna herencia neandertal, a diferencia de las poblaciones de Europa y Asia. Si se confirma que la malformación de Chiari es menos frecuente en África, esto reforzaría la hipótesis de que los genes neandertales son un factor de riesgo.
¿Qué implicaciones tiene?
El descubrimiento podría mejorar el diagnóstico y tratamiento de esta condición, y abre nuevas líneas de investigación sobre cómo la herencia genética de especies arcaicas sigue afectando la salud humana. También plantea preguntas sobre otros posibles “legados ocultos” de los neandertales en el cuerpo humano.
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