Detrás de cada dosis, una historia. Por ejemplo la de Francisco, cuya empresa se fue a quiebra antes de recalar en un albergue hace seis meses. O la de Sonia, que llegó a estar ingresada en cuidados intensivos con coronavirus y para quien la vacuna que le acaban de poner es “una gracia de Dios”. Son usuarios del centro municipal para personas sin hogar Puerta Abierta, en el barrio madrileño de Cuatro Vientos, que este viernes recibían su dosis de inmunización dentro de la campaña que Madrid inició hace una semana. Puerta Abierta, que en septiembre sufrió un brote con 30 positivos, era el último centro de la red municipal de personas sin hogar que quedaba por inmunizar. Ahora solo faltan dos de la red de emergencia social: el centro de acogida El Vivero y Las Caracolas, para solicitantes de asilos, cuyo turno se espera para mediados de la semana que viene. Cuando se complete esta fase, el dispositivo coordinado por Madrid Salud comenzará con las 650 personas que están en la calle, una fecha aún por concretar, aseguran desde el área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, de la que dependen estos centros.
