El Banco Central de Venezuela anunció que el Producto Interno Bruto (PIB) en 2022 registrará un crecimiento de 18,70% y agregó que este es “el mayor de América Latina durante cuatro semestres seguidos”. Es la primera vez que se publican unas cifras oficiales después de que el Gobierno chavista se había negado a darlas durante los últimos años.
Aunque nadie niega la recuperación, analistas y firmas independientes, e instituciones internacionales, como la Comisión Económica para América Latina (Cepal), ubican la tasa de crecimiento de la economía nacional en un rango mucho menor. La mayoría de los economistas venezolanos la calculan del 9%, mientras la Cepal la ubica en un 10.
Los expertos explican que la recuperación de la economía venezolana acusa los efectos de un rebote productivo luego de varios años de una crisis económica, consecuencia de la reorientación estratégica del Gobierno bolivariano hacia los fundamentos de la economía de mercado y la búsqueda desesperada de capitales, vigente desde 2019.
Aunque las cifras ofrecidas tienen entusiasmado al Gobierno, los expertos consultados comentan que habrá que trabajar mucho, y durante varios años, para que el aparato productivo nacional retome su antigua fisonomía luego del derrumbe económico vigente en Venezuela desde 2014, cuando Maduro asumía funciones, y que concretaron un crack del 80% del PIB local en 2019.
Las dificultades estructurales del servicio eléctrico le colocan un techo a la actividad industrial; sigue habiendo muchas áreas con una enorme desinversión, y la actividad petrolera, que en sus buenos tiempos podía producir hasta 3.500.000 barriles diarios de crudo, hoy apenas alcanza los 700.000. La escasez del crédito bancario sigue siendo un cuello de botella a resolver.
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