El primer viernes sin estado de alarma los cines españoles proyectarán una película titulada Este cuerpo me sienta de muerte, curioso nombre en el que han convertido el Freaky original. Esta vuelta de tuerca al inagotable género de intercambios de personalidad que cuenta con hitos como Ponte en mi lugar o Este cuerpo no es el mío ha recibido críticas muy positivas en Estados Unidos. Entre ellas la de Stephen King, que tras ver el tráiler pidió desde Twitter su nominación al Oscar.
Pero lo más relevante de Este cuerpo me sienta de muerte es el retorno a la comedia y a los proyectos ambiciosos de Vince Vaughn (Minneapolis, 51 años), un actor que hace una década se contaba entre los más taquilleros y mejor pagados de la industria pero, tras una larga lista de fracasos y altercados que han incluido apuñalamientos, cárcel y un puñado de declaraciones controvertidas, había desaparecido de la primera línea.
La historia de cómo el hijo de una familia acomodada de Minneapolis llegó a Hollywood comenzó con un cliché: Vaughn acompañó a un amigo a una audición y el director de reparto le animó a que también leyese el papel. La suerte y el azar también propiciaron que en su primera película —Rudy, reto a la gloria, un clásico del cine de deportes en EE UU— coincidiese con un un hombre que iba a ser determinante en su vida: Jon Favreau. El director de Iron Man (y novio de Monica en Friends en su época de actor) estaba pergeñando en aquel momento el guion de Swingers, una historia autobiográfica sobre un grupo de jóvenes actores en paro que se acabó convirtió en uno de esos pequeños fenómenos del cine independiente que poblaron las carteleras a mitad de los noventa. La película recaudó 20 veces su presupuesto y puso a Vaughn en el mapa. Apenas un año después del estreno de Swingers, estaba protagonizando El mundo perdido: Jurassic Park a las órdenes de Steven Spielberg.
La esperada secuela de Parque Jurásico no implicó el aluvión de papeles relevantes que hacía presagiar y Vaughn siguió moviéndose en producciones pequeñas hasta que se sumó a la controvertida versión de Psicosis, de Gus Van Sant, como el nuevo Norman Bates un papel para el que también sonaron estrellas emergentes del momento como Tobey Maguire y Joaquin Phoenix. Se trataba de un remake plano a plano del clásico de Hitchcock, que la prensa vio como innecesario “Los críticos la crucificaron”, declaró Vaughn años después a GQ. Y explicó los motivos que le llevaron a aceptar un proyecto en el que pocos creían: “En ese momento Gus Van Sant era uno de los cineastas más interesantes, así que no dudé en sumarme al proyecto artístico de un gran director cuyo trabajo es pionero y emocionante.” La crítica se ensañó con el protagonista. “El Norman Bates de Vince Vaughn es tan aterrador como un perro salchicha sedado”, escribió el columnista Widgett Walls.
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