El pasado julio, una reunión entre el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el presidente ruso, Vladimir Putin, ha causado un gran revuelo en la Unión Europea. La visita de Orbán se produce en un momento de tensión en las relaciones entre Rusia y la UE, en gran parte debido a la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014.
La reunión entre ambos líderes ha sido realizada en Moscú y ha despertado una gran indignación en algunos países de la UE, quienes ven a Putin como un líder autoritario que viola los derechos humanos en su país y que representa una amenaza para la seguridad europea. Además, las relaciones entre Hungría y la UE no han sido siempre las mejores, sobre todo respecto a la política migratoria.
El gobierno húngaro ha defendido esta visita como una oportunidad para mejorar las relaciones comerciales con Rusia. Orbán también ha declarado que Hungría no es un enemigo de la UE ni de Rusia, sino que tiene el deber de defender sus intereses nacionales.
A pesar de todo, la reunión ha sido vista con gran preocupación en la UE, que ha reafirmado su compromiso con la defensa de los derechos humanos y la seguridad de la región. La tensión entre Rusia y la UE continúa, y esta visita de Orbán a Putin no ha hecho más que avivar el fuego.
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