La maquinaria política de Morena en Morelos transita por un periodo convulso mientras se aproxima la próxima contienda electoral. Las fracturas internas, escándalos de corrupción, desencuentros con aliados clave y señalamientos en torno a figuras emblemáticas del partido han convertido al estado en un reto mayúsculo para la dirigencia nacional.
Veamos la historia reciente: desde 2022, Morena registra una fuerte pugna interna por el control estatal. Ulises Bravo Molina, medio hermano del exgobernador Cuauhtémoc Blanco, emergió como líder de facto del partido en el estado, tras una elección muy reñida y plagada de acusaciones de compra de votos y acarreo durante su elección. En respuesta, el bando opuesto, liderado por Rabindranath Salazar, consolidó su propio bloque, lo que ha evidenciado una fractura profunda en la militancia morenista. El ambiente se tornó aún más tenso tras denuncias de nepotismo: Bravo ha sido criticado por beneficiarse de su cercanía familiar y Salazar contaría con el respaldo de figuras cercanas al ex presidente López Obrador, y en medio de todos ellos la gobernadora Margarita González Saravia, quien siendo una gente deceente no ha entrado imponiendo; existe ahora una nueva dirigencia, pero en realidad está pasmada y no se le ve trabajo partidista.
Para la próxima elección, no bastará el desgaste interno. El Partido del Trabajo (PT) en Morelos rompió la alianza con Morena a nivel local en enero de 2024. El desencuentro surgió por una repartición insatisfactoria de candidaturas, lo que llevó al PT a competir sólo en 36 municipios y 12 distritos locales, pese a seguir respaldando a Claudia Sheinbaum a nivel federal, y la situación actual parece repetirse, si no le dan a su dirigente la candidatura que quiere para ella.
Paralelamente, Morena ha sido acusada de opacidad en el manejo de recursos, al arrojar respuestas evasivas ante una solicitud de acceso a sus gastos entre 2021 y 2024. A ello agregamos que la sombra de Blanco sigue presente, pues aunque su fuero lo protegió de un desafuero solicitado por la Fiscalía de Morelos, éste fue incluido en julio de 2025 en el Registro Nacional de Personas Sancionadas por Violencia Política de Género —una decisión inapelable del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación— y se le impide postularse por 18 meses. Además, hubo denuncias graves sobre su relación con el crimen organizado, corrupción y abuso de poder, así como con colaboradores suyos en el gobierno estadal, lo que ha ahondado la percepción de impunidad protegida, porque mucho se publicita, pero no pasa de ahí.
La situación de seguridad en Morelos se agrava, el estado ha figurado entre los peores en índices de homicidio doloso y feminicidios en 2024, en paralelo al despido del fiscal Uriel Carmona por múltiples acusaciones, además de señalamientos de encubrimiento de feminicidios y extorsión.
El entorno interno de Morena también ha sido golpeado por escándalos por casos de ostentación de lujo y viajes extravagantes de figuras cercanas a la dirigencia nacional, como Andrés López Beltrán, Ricardo Monreal y Mario Delgado, quienes han contravenido la narrativa de austeridad que el partido promovía desde sus orígenes. En paralelo, Claudia Sheinbaum ha tenido que ejercer un papel pacificador, defendiendo la unidad ante discursos polémicos de figuras como Gerardo Fernández Noroña, quien en lugar de estar en paz hace un video de su lujosa casa en Tepoztlán, aunado al pleito con Alito Moreno en el senado de la república que mas que pleito parece un distractor para la ciudadania, que esta muy pendiente de las declaraciones de los Narcos en el vecino país.
La percepción de desorden ha abierto espacios para la oposición. Pese a que Morena mantiene control federal, en Morelos la oposición ha capitalizado los errores del partido. La mala gestión estatal todavía reciente y la selección de candidaturas cuestionadas han favorecido a partidos opositores, especialmente en municipios estratégicos, por ello hay que advertir que, de seguir así y continúa excluyendo a candidatos populares, Morena podría perder muchos municipios.
La gobernadora Margarita González Saravia enfrenta un dilema: su cercanía con figuras polémicas como Raúl Tadeo Nava (vinculado a un presunto narco video escándalo), así como con algunos malos funcionarios que no han entendido las razones por las que fue electa como figura conciliadora y gente decente, ahora enfrenta en la soledad del poder cómo apartar de ella los liderazgos cuestionados, lo que pone en jaque la percepción ciudadana de neutralidad y credibilidad.
Morena en Morelos se encuentra en una encrucijada. Diversas fuerzas internas pugnan por el control del partido, la transparencia está en entredicho, la seguridad y justicia colapsan, y la credibilidad se desmorona. De cara a la próxima elección, el partido necesita urgentemente reconciliar facciones, depurar candidaturas, exhibir apertura financiera y distanciarse de figuras polémicas.
Si no logra reconvertirse, la caída morenista en Morelos podría ser inminente, dejando el camino libre a la oposición. ¿No cree usted?








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