Aunque el rechazo internacional ha sido evidente, este viernes el presidente ruso, Vladimir Putin, encabeza la ceremonia de la firma de los acuerdos de adhesión a Rusia de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y de las regiones de Jersón y Zaporiyia, ocupadas por las fuerzas rusas en el marco de la invasión de Ucrania.
En un discurso solemne, Putin recordó lo que para él fue una “desintegración de la URSS” que desembocó en “una pelea entre pueblos”. Ahora, dice, los jóvenes que no vivieron en la Unión Soviética “quieren luchar por el futuro”. El presidente ruso avisó de que su intención “no es recuperar la URSS, porque esta no va a volver” sino que trata de “luchar contra un genocidio” que están sufriendo, en sus palabras, los ciudadanos rusos en el Donbás.
“Quiero que lo oigan en Kiev y en Occidente, quiero que los ciudadanos de Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia se conviertan en nuestros ciudadanos”, comentó entre otras ovaciones.
Además, aprovechó el mensaje para pedir “un alto el fuego al régimen de Kiev” en esas zonas, ya declaradas como rusas.
Por su parte, en paralelo, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, reunió este viernes al Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, con el que ha hablado de planes para lograr una “mayor liberación” de territorios en las zonas controladas en el este por la potencia “ocupante”. Kiev aseguró que la anexión ilegal de estos territorios no cambia sus planes y Zelenski ha reunido a sus altos mandos para examinar entre otras cosas “las probables acciones del enemigo en el futuro cercano”.
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