Claro que tener una cara simétrica y bien proporcionada, con facciones que tradicionalmente se consideran ideales hace que seas guapo o atractivo en el sentido más básico de la palabra, pero, de acuerdo con un estudio de Harvard, hay una característica de tu personalidad que puede hacer que te conviertas en una persona desagradable y poco atractiva aunque te hayas ganado la lotería genética.
Dicen que la belleza está en los ojos de las demás personas y eso es muy cierto, pero lo que nos dicen es que también está en la mente y en la percepción, y que hay muchos factores que entran en juego en el nivel de “atractivo” y no tienen nada que ver con la forma en la que te dejas la barba, tu peinado o el color de los ojos.
La personalidad es lo que nos hace quienes somos, es lo que permite que surja una atracción más allá de lo físico y que los demás quieran estar cerca de nosotros o salir huyendo tan pronto como nos ven llegar. Lo físico no dura y no es profundo, y lo que sale de tu boca y tu comportamiento definitivamente puede hacer la diferencia.
De acuerdo con un estudio de Harvard, en conjunto con la Universidad de Carolina del Sur, si eres de los que tienden a usar el humblebrag, o el humilde alardeo, entonces hay muchas posibilidades de que los demás te consideren menos atractivo, e incluso desagradable, además de que eso hace que te perciban como una persona menos competente.