La reciente decisión de Estados Unidos de imponer un arancel de 17% al tomate fresco mexicano ha desatado preocupaciones significativas en el sector agropecuario de México, especialmente en estados como Jalisco, Sinaloa y Sonora. Esta medida, anunciada el 14 de julio, es resultado de la cancelación unilateral por parte del Departamento de Comercio de un acuerdo que había estado en vigor desde 2019.
Durante años, México ha sido el principal proveedor de tomate cherry en el mercado estadounidense, con Jalisco liderando como el mayor productor del país. Este estado abastece un notable 90% del tomate cherry consumido en Estados Unidos, lo que pone a sus productores en una posición vulnerable ante la nueva tasa arancelaria. Gerardo García Menaut, tesorero del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), ha resaltado que el impacto será profundo; no solo afectará a los productores de tomate, sino que también podría traducirse en pérdida de empleos en toda la cadena de suministro, que incluye desde jornaleros hasta proveedores de servicios y productos agrícolas.
El efecto del arancel no se limita a un incremento inmediato del 17% en el costo del producto, sino que, cuando se tienen en cuenta factores como transporte, empaque y gastos aduanales, el costo total podría incrementarse en más del 20%. El resultado es una disminución de la competitividad en comparación con los productos locales que compiten en el mercado estadounidense.
Sin embargo, no todos los sectores agroalimentarios han sentido el mismo impacto. García Menaut también ha señalado que, a excepción del tomate, las amenazas de aranceles por parte de la administración Trump no han afectado gravemente al resto del sector. Se espera que un impuesto general del 30% programado para entrar en vigor el 1 de agosto no se aplique a los productos agroalimentarios, ya que tanto México como EE. UU. son complementarios en este tipo de comercio.
Ante esta situación, el CNA ha propuesto la implementación de “aranceles espejo” en respuesta a los aranceles estadounidenses. García Menaut argumenta que, si Estados Unidos impone tarifas sobre los productos mexicanos, sería razonable que México considere medidas similares para equilibrar el comercio y proteger a sus agricultores.
La problemática del arancel al tomate es solo una parte de una relación comercial más amplia entre México y Estados Unidos, donde las decisiones unilaterales pueden tener repercusiones significativas en la economía de ambos países. A medida que la situación evoluciona, el futuro del tomate mexicano en el mercado estadounidense dependerá de la capacidad de los productores para adaptarse y de las políticas comerciales que se implementen en respuesta a este nuevo desafío.
Nota: La información presentada corresponde a la fecha de publicación original (2025-07-23 23:19:00).
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