En un reciente informe se reveló que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) pagó 17 millones de pesos por mantenimiento, tan solo cuatro meses antes de que se desplomaran los plafones en una de sus terminales. Este gasto ocurrió a pesar de que se había detectado previamente que los plafones presentaban problemas de desprendimiento.
Según el reporte, la Autoridad Internacional de las Aeropuertos de la Ciudad de México (AIFA) había contratado a una empresa para llevar a cabo trabajos de mantenimiento, incluyendo la reparación de plafones en mal estado. Sin embargo, este pago no evitó que se produjera el incidente en la Terminal 2 del aeropuerto, donde se registró el desplome de un plafón que provocó daños a vehículos estacionados en el exterior.
Ante este suceso, se han generado diversas opiniones y cuestionamientos sobre la eficacia del mantenimiento previamente realizado y si se llevaron a cabo las medidas necesarias para prevenir un incidente de esta magnitud. Las autoridades pertinentes han iniciado investigaciones para determinar las causas del desplome y tomar las medidas correctivas correspondientes.
En conclusión, la información presentada destaca la importancia de garantizar la seguridad en las instalaciones públicas, especialmente en lugares de alta afluencia como un aeropuerto. Este incidente sirve como recordatorio de la necesidad de vigilancia constante y mantenimiento adecuado para prevenir accidentes que puedan poner en riesgo la integridad de las personas.
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