En un reciente estudio realizado por la Suprema Corte de Justicia se ha encontrado un aumento en los casos de prisión preventiva en el sistema judicial mexicano. Se ha observado que esta medida cautelar se está utilizando cada vez con mayor frecuencia, incluso en situaciones en las que no se justifica completamente su aplicación.
La prisión preventiva, que se debe emplear únicamente en casos excepcionales y cuando exista un riesgo real de fuga o de obstrucción a la justicia, se está convirtiendo en una herramienta utilizada de manera indiscriminada. Esto plantea serias preocupaciones sobre las garantías de los derechos fundamentales de los ciudadanos, ya que su uso excesivo puede llevar a la violación de los principios básicos de la presunción de inocencia.
Es fundamental que el sistema judicial mexicano revise y analice con detalle cada caso en el que se solicita la prisión preventiva, asegurándose de que se cumplan estrictamente los criterios establecidos en la ley. De lo contrario, se corre el riesgo de criminalizar a personas que no representan un peligro real para la sociedad y que podrían ser juzgadas en libertad sin afectar el desarrollo del proceso judicial.
Es necesario que las autoridades competentes reflexionen sobre la aplicación de la prisión preventiva y busquen alternativas que garanticen la protección de los derechos de los individuos sin recurrir a medidas que puedan resultar desproporcionadas. La justicia debe ser equitativa y respetuosa de los principios de legalidad y proporcionalidad en todo momento.
En conclusión, el uso excesivo de la prisión preventiva en México es un problema que requiere atención inmediata por parte de las autoridades judiciales. Es necesario garantizar que esta medida cautelar se utilice de manera justa y proporcionada, respetando en todo momento los derechos fundamentales de los ciudadanos involucrados en procesos judiciales.
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