“Déjala ahí, que esa es del triunfador”, le dijo Martín a su mamá sobre la camiseta con la que había salido campeón de la liga regional esa misma tarde del 21 de diciembre de 2019. Martín Ponce era el enganche y figura de la quinta división del Club 25 de Mayo, en la pequeña localidad serrana de La Cumbre, en la provincia de Córdoba, Argentina. Orgulloso del logro, el joven quería mirar la camiseta número 10 un rato más antes de que su mamá la pusiera a lavar. Jésica, la hermana mayor, dice que siempre estaba sonriendo, siempre dispuesto a echar una mano. “Era de esos chicos que todo le salía bien, que todo le salía fácil: la escuela, las amistades, el fútbol…” Se había probado en Boca, donde pudo conocer a su ídolo, Carlitos Tevez, y tomarse una foto con él; un recuerdo que atesoraba más que nada.
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Esa noche de sábado, saliendo de una fiesta en una casa, uno de sus amigos se trenzó en una pelea con otro chico y Ponce intercedió para defenderlo. De acuerdo con lo que contaron los testigos a la familia, él pegó al agresor de su amigo, tirándolo al piso y dejándolo ahí. Tras eso, otro adolescente se acercó con un cuchillo y se lo clavó tres veces en el tórax al joven, que de inmediato se comenzó a desangrar. No llegó al hospital; murió en el camino. Martín Ponce tenía 14 años. El niño que lo apuñaló, 15.
Marisol Maldonado, la madre de Martín, repasa los recuerdos de su hijo mientras fuma cigarrillos en cadena. “No conozco al chico; mi hija Gisela sí porque iban a la misma escuela, y de ahí sabemos que tenía muchos conflictos. Parece que su mamá tiene problemas de adicción. Que lo golpeaba. Con mi hijo no se conocían”, relata. “Nos enteramos de que lo iban a largar hace unos meses del Complejo Esperanza, pero parece que adentro apuñaló a otro chico, y por eso sigue ahí. Nuestro abogado nos fue sincero y dijo que no hay posibilidades de que sea juzgado por lo que hizo porque es menor de edad. Yo quisiera que mis hijas no se lo tengan que cruzar jamás. Que esto termine acá”.
Maldonado cuenta que los primeros meses tras el asesinato de su hijo se los pasó medicada y en cama. Que lo más difícil es tratar de encontrar una explicación. Superar los miles de escenarios posibles que no sucedieron, donde a su hijo esa noche no le pasaba nada. Donde el desconsuelo y el vacío no se vuelven omnipresentes.
El Complejo Esperanza es la mayor institución de rehabilitación para menores de edad de la provincia argentina de Córdoba. Abusos sexuales masivos, guardias delincuentes que cobran por dar protección, asesinatos a internos, palizas brutales y restricciones propias de una cárcel de adultos son la moneda habitual en este centro.
![Uno de los datos más escalofriantes del asesinato de Abel Suárez fue la cantidad de personas que compartieron el vídeo felicitando al autor por lo que había hecho, mostrándolo como un ejemplo de lo que hay que hacer con los “choros”. En el velorio de Suárez, su tía Mimi, que era como una madre, se descompensó y falleció de un infarto. Su familia reclama justicia.](https://imagenes.elpais.com/resizer/KgDmRSBpmkm0Fc4pPfFLWqAJ9Ok=/414x0/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisa/VWJJJ2KNSFCRTAFJMC27MIFTDM.gif)
Uno de los datos más escalofriantes del asesinato de Abel Suárez fue la cantidad de personas que compartieron el vídeo felicitando al autor por lo que había hecho, mostrándolo como un ejemplo de lo que hay que hacer con los “choros”. En el velorio de Suárez, su tía Mimi, que era como una madre, se descompensó y falleció de un infarto. Su familia reclama justicia.
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