Arqueólogos hallan campamento indígena antiguo en Carolina del Norte

Un equipo de arqueología de la Universidad Estatal de los Apalaches ha llevado a cabo un hallazgo extraordinario en la finca Blackburn Vannoy, ubicada en el condado de Ashe, Carolina del Norte. Este descubrimiento, surgido inicialmente de una revisión del terreno agrícola, revela la existencia de un campamento indígena habitado durante varios milenios, desde hace 8.000 años hasta aproximadamente 1.000 años atrás.

La excavación, liderada por la arqueóloga Alice Wright y un grupo de estudiantes, ha sacado a la luz valiosos artefactos como puntas de lanza y flechas elaboradas en diversos materiales como cuarzo y cerámica, además de restos de un hogar de piedra y un antiguo hoyo de almacenamiento. Estos elementos no solo proporcionan nueva información sobre las comunidades indígenas que habitaron el área, sino que también ofrecen una visión sobre sus costumbres y su adaptación al entorno a lo largo del tiempo.

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Situada en un terreno elevado y llano, el lugar fue escogido estratégicamente por los grupos indígenas debido a su proximidad a un arroyo y al río, lo que facilitó la comunicación y el transporte. Los hallazgos sugieren que este enclave no fue un asentamiento permanente, sino un lugar de ocupación estacional donde las comunidades, antepasados de los Cherokee y Catawba, se reunían para cazar, recolectar y comerciar antes de descender a tierras más bajas durante el invierno.

Los artefactos recuperados abarcan un amplio intervalo temporal, reflejando la transición de comunidades nómadas a sociedades más sedentarias con un mayor enfoque en la agricultura. Además, se ha revelado que algunas de las puntas de proyectil indican la existencia de talleres o canteras próximas, destacando una red de intercambio que se extendía a través de distancias considerables.

Las excavaciones se han realizado bajo circunstancias particulares, influenciadas por las secuelas del huracán Helene, lo que motivó a los investigadores a enfocarse en este sitio, no solo por su potencial arqueológico, sino como un caso ejemplar de cómo las sociedades pasadas enfrentaron desafíos ambientales.

Para los estudiantes de antropología, esta excavación ha sido una valiosa experiencia educativa, permitiéndoles aprender sobre técnicas de excavación y registro. Los objetos recuperados pasarán por un proceso de análisis en laboratorio para determinar su origen y uso, con el fin de enriquecer una base de datos en continua expansión sobre la historia de la región.

De cara al futuro, el equipo contempla utilizar tecnología no invasiva, como el radar de penetración terrestre, para buscar restos ocultos bajo la superficie sin destruir el sitio, lo que les permitirá obtener información más completa sobre la vida de estas antiguas comunidades.

El descubrimiento en Blackburn Vannoy no solo es un recordatorio de nuestro pasado. También simboliza la continuidad del uso del paisaje a lo largo de los siglos y cómo, a pesar de los cambios ambientales y las variaciones en la forma de vida, los seres humanos a menudo regresan a los mismos lugares que sus ancestros eligieron, donde las historias de resiliencia y adaptación continúan resonando.

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