Hace ahora una década, el 15 de mayo de 2011, de manera inesperada, la convocatoria de una manifestación por internet por parte del movimiento Democracia Real Ya triunfó y se convirtió en una acampada en la Puerta del Sol, en el centro de Madrid. Se transformó así en un movimiento asociativo y político que catalizó gran parte del descontento provocado por la crisis económica de 2008 y del que Podemos ha sido una de sus expresiones institucionales. Diez años después, por motivos muy diferentes —esta vez ha sido una pandemia, no las trampas de la economía irreal que arrasaron la economía real—, el mundo vive otra crisis con la desigualdad desbocada. El 15-M ha dejado muchas huellas en la sociedad española, que van más allá de unas cuantas expresiones como “casta” o “régimen del 78”: sus coletazos en el sistema de partidos han vuelto a quedar en evidencia en las recientes elecciones a la Comunidad de Madrid con la retirada de la política activa de Pablo Iglesias y el sorpasso de Más Madrid, una escisión de Podemos, al PSOE.
Hemos consultado a siete historiadores españoles, todos estudiosos del siglo XX, de diferentes generaciones y especialidades, por la huella del 15-M en la historia reciente. Acostumbrados a moverse en los tiempos largos del pasado, incluso los historiadores del presente se sienten siempre más cómodos con una perspectiva amplia. Sin embargo, coinciden en señalar que tal vez no la fecha, pero sí el espíritu del 15-M, ha entrado para quedarse en la historia reciente de España (y del mundo occidental).
“Es sin duda una fecha muy importante en el mundo desarrollado”, sostiene Mercedes Cabrera (Madrid, 1951), catedrática de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos, ministra de Educación entre 2006 y 2009, y autora de ensayos de historia económica como El poder de los empresarios (Taurus) o Jesús de Polanco, capitán de empresas (Galaxia Gutenberg). Acaba de publicar 11 de marzo de 2004. El día del mayor atentado de la historia de España (Taurus). El 15-M, afirma, representó un punto de inflexión en el que se pusieron de manifiesto cambios que venían de antes: una transformación en la configuración del sistema de partidos políticos, que llegó para quedarse. En 10 años han pasado muchas cosas, pero todavía, señala, no hemos cerrado el ciclo. “Fue un aldabonazo en la manera de entender la política y de hacer política, consecuencia de la crisis y del deterioro institucional de las democracias que se supone que habían triunfado para siempre tras la caída del muro de Berlín”.

La acampada de la Puerta del Sol, a primera hora del 21 de mayo.
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