Hubo quien las bautizó como “ayusadas”. Desde la llegada al poder de la recién reelegida presidenta a la Comunidad de Madrid, en agosto de 2019, se han sucedido las ocurrencias verbales, los chascarrillos y las imágenes llamativas de Isabel Díaz Ayuso. En internet, estas ayusadas se propagan como un incendio. Algunos ejemplos: el meme (montaje fotográfico que se distribuye por redes sociales) en el que posaba con un adoquín en la Asamblea de Madrid del pasado 18 de febrero, acusando a la izquierda de promover incidentes por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, acumula más de 50.000 resultados en Google. Los de su polémico posado en la portada de El Mundo de finales de mayo, 117.000.
Como ya pasó con Donald Trump durante su mandato, el dominio del marketing político de Ayuso secuestra nuestra atención gracias a un estudiado y potente imaginario llamado a compartirse compulsivamente, a desencadenar una oleada de emociones en el debate digital que amplifican su presencia. Ayuso obtuvo más de un millón de menciones en Twitter en los últimos 10 días de campaña, apunta la doctora en Telemática y analista de la propagación de mensajes en Twitter Mariluz Congosto. En la recta final de campaña, Congosto contabilizó 135.631 perfiles que publicaron tuits o retuitearon su nombre. Las cuentas asociadas a la izquierda y al independentismo la mencionaban más que su propio partido, el PP.
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