“Nunca”, proclamó con toda la energía Pedro Sánchez. “Jamás”, enfatizó de inmediato. “No habrá referéndum de autodeterminación”, concluyó. El presidente del Gobierno ha comprometido este miércoles su palabra ante el Congreso de los Diputados de que el diálogo abierto con el independentismo catalán no conducirá a ningún acuerdo que sobrepase la Constitución. Para ello se necesitaría un cambio en el marco legal con el apoyo de tres quintos del Congreso de los Diputados, 210 de sus 350 escaños, recordó el presidente. “Y el PSOE no lo apoyará”, remachó. “Nunca, jamás”.
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Sánchez había envuelto el esperado debate parlamentario sobre los indultos en una comparecencia genérica para hablar de los últimos acuerdos de los consejos europeos y de la “situación política y económica”. Pero el presidente, en contra de lo que temía la oposición, no diluyó el asunto más conflictivo en un discurso global. Al contrario, entró directamente a defender su decisión de indultar a los líderes del procés. Lo hizo con el recurso de evocar las Cortes Constituyentes para argumentar que precisamente el “espíritu de concordia” que hizo posible la Transición es el mismo que, según él, inspira el perdón a los líderes independentistas y la apertura de un proceso de diálogo con sus formaciones políticas.
El líder socialista reiteró que el Gobierno nunca ha cuestionado las condenas del Tribunal Supremo a los promotores de la declaración de independencia en octubre de 2017, pero señaló que ahora “ha llegado el momento de la política” para dejar atrás “estos años estériles y dolorosos”. “Lo que no podemos es descargar en los tribunales nuestra propia responsabilidad política”, comentó. El presidente prodigó los guiños a los colectivos sociales que han apoyado los indultos, en especial a los empresarios catalanes. A estos últimos iba destinado el mensaje de que la llegada de los multimillonarios fondos europeos requiere de “una convivencia reforzada contando con todas las energías de una comunidad como Cataluña”.
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Al tiempo que defendía los indultos, quiso marcar muy claramente sus diferencias con los independentistas, que “quebrantaron la ley” y “no fueron perseguidos por sus ideas”. Y si alguno siente la tentación de reproducir ese tipo de comportamientos, el Gobierno “seguirá actuando con la máxima firmeza”. Fue el momento que aprovechó para declarar solemnemente que el PSOE nunca se prestará a celebrar un referéndum de independencia. Y a defender que una Cataluña separada de España “no sería ni próspera ni europea”. El compromiso de Sánchez de que no causó mucha impresión en la Cámara. No solo la derecha, también los independentistas le recordaron que en su día también aseguró que no habría indultos. Y Gabriel Rufián, de ERC, dijo en su tono burlón: “Denos tiempo”.
Antes de acabar, una invitación al líder de la oposición. Dada la extrema beligerancia de Casado con el Gobierno, alegó Sánchez, “la única actitud lógica y cabal es presentar una moción de censura”. Lo que le gustaría al presidente es contar con una “oposición europea, de Estado”, que aceptase su “mano tendida” para renovar los órganos constitucionales. Pero eso solo depende del PP, alegó, porque “el Gobierno no puede hacer más”.