Mr. remontadas se manifestó en Montmeló, pero fue insuficiente. Checo Pérez, que arrancó octavo, pasó un calvario para poder escalar posiciones y quedarse en la quinta posición. El resultado no ha sido el mejor para un piloto que fue contratado para ayudar a frustrar a Lewis Hamilton de Mercedes. El mexicano, sin embargo, ha tenido que competir contra sus propios fallos. Max Verstappen terminó segundo ante la pericia de Hamilton, ganador del Gran Premio de España.
La clasificación tumbó las expectativas de Checo Pérez. Al mexicano se le descontroló el coche y perdió la oportunidad de arrancar entre los primeros lugares. Tras la sesión del sábado, Pérez admitió que tuvo un problema en el hombro que le perjudicó. “Fue un poco difícil, no me sentía al 100% conmigo mismo”, dijo. El terrible desempeño también incomodó al equipo de Red Bull que aspiraba pelear el podio con Verstappen y Pérez en Barcelona.
En la arrancada, Pérez se lanzó con un cuchillo entre los dientes. Logró adelantarse dos lugares por encima de Esteban Ocon y Carlos Sainz Jr. La cuesta se llamaba Daniel Ricciardo de McLaren y, más lejos, Valtteri Bottas de Mercedes y Charles Leclerc de Ferrari.
Con la entrada a los pits, Pérez ganó algunas posiciones hasta el cuarto puesto. Pero sabía que detrás venía un Bottas agresivo que no tuvo problema para superarle. En la vuelta 28, el mexicano tuvo que cambiar de neumáticos y tras salir tuvo peleó por mantenerse en el sexto lugar de la carrera. La batalla que sostuvo fue frente a un duro Ricciardo que supo cómo cerrarle espacios con sus movimientos de zigzag.
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