La clotxa es un bocadillo primitivo, pero en absoluto un fósil. Aunque proviene del pasado agrícola de las Terres de l’Ebre, donde los campesinos la llevaban al campo para aguantar las duras jornadas en los cultivos, no sólo se sigue preparando en esta zona de Tarragona, sino que ha sido redescubierta por personas que no han tocado una azada en su vida. El motivo es sencillo: su combinación de sabores funciona hoy igual de bien que hace 100 años, tanto para labriegos como para urbanitas.
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