Más de veinte días de protestas, marchas en el día y disturbios y violencia policial en las noches, medio centenar de muertos, una cifra no determinada de desaparecidos, bancos y estaciones de transporte público destruidos en varias ciudades, bloqueo de vías y desabastecimiento de oxígeno y algunos alimentos en medio del pico más agudo de la pandemia: la situación que vive Colombia es tan compleja como las razones que llevaron al estallido social. En el medio han caído la reforma tributaria y la reforma a la salud y renunciaron el ministro de Hacienda y la Canciller. El Gobierno negociará con el comité del paro, que agrupa a las centrales obreras, pero las agitación en las calles es dispersa. Columna Digital conversó con representantes del empresariado, la academia, la política y con líderes juveniles en busca de propuestas que ayuden a destrabar la crisis y para medir el impacto de las protestas en el rumbo político del país.
¿Qué hacer? Tres cosas básicas para avanzar: lo primero, desmilitarizar la ciudad (Cali). Si no se hace, es difícil desescalar la crisis. A más agresiones, más gente sale a la calle. En segundo lugar, el Gobierno debe reconocer que se equivocó al militarizar la movilización social, admitir la violación a los derechos humanos, porque los muertos hablan, no son fake news, el dolor es real. Y en tercer lugar desmilitarizar el lenguaje, el que se usa valida la violencia. Hay que crear una comisión internacional independiente para garantizar que esos hechos no queden en la impunidad. De otro lado, el Comité del Paro tiene una oportunidad grandísima de ampliar la agenda laboral por una de vida y dignidad. Después de estos días nada va a ser lo mismo, incluso los políticos que venían con la idea de usar la miseria y el miedo van a tener que repensarse, porque estos muchachos sienten que el Estado les falló y van a resistir.
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