Los jóvenes de Colombia están en la primera línea de las protestas contra el Gobierno de Iván Duque que han desatado enfrentamientos con la fuerza pública en las calles. Son esos manifestantes los que han arrinconado al Ejecutivo, al punto de forzarlo a retirar la fallida propuesta de reforma tributaria que detonó las movilizaciones. También son los jóvenes los que han puesto los 24 muertos que se cuentan hasta este miércoles, cuando se cumple una semana de marchas en el marco del llamado paro nacional, en medio de confusos episodios de brutalidad policial que han sido condenados por los organismos internacionales.
“Nos están matando” es una de las frases que más se repiten en las pancartas de las movilizaciones que han ocurrido en Colombia durante el mandato de Duque, que atraviesa una pronunciada crisis de popularidad. Antes, ese lema se refería principalmente al incesante asesinato de líderes sociales en lugares apartados del país, pero ahora también recoge a los jóvenes de las ciudades y los numerosos episodios de exceso de uso de la fuerza en el marco de las protestas. “Yo quiero estudiar/para cambiar la sociedad”, es otro de los cánticos más repetidos.
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Los manifestantes se han volcado a las calles a pesar de que Columna Digital atraviesa el peor momento de la pandemia, una tercera ola de contagios con los hospitales cerca del colapso. “Hay gente muriendo de hambre, no es solamente por covid … la peor pandemia es el racismo”, señaló a este periódico Isamari Quito, una estudiante de Derecho de 20 años vinculada a organizaciones del “pueblo negro”, en medio de las primeras marchas en Bogotá. “Básicamente esto es una cacería”, valora Luna Giraldo Gallego, estudiante universitaria en la ciudad de Manizales, que ha salido a marchar todos los días desde el 28 de abril y ha inhalado en más de una ocasión los gases lacrimógenos del Escuadrón Móvil Antidisturbios, el Esmad.
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