Este viernes 7 de enero a las 19.00 horas, si no se atraviesa ningún impedimento de última hora –como ha ocurrido ya en dos oportunidades en procedimientos de eutanasia programados en Colombia–, Víctor Escobar, de 60 años, pondrá fin a los dolores que soporta desde hace años.
“Mi moral es que ahora sí pueda lograrlo porque el sufrimiento es mucho”, dijo Escobar en noviembre, cuando su caso seguía enredado en la burocracia. Con enorme dificultad para hablar y respirar enumeraba la serie de problemas médicos que lo llevaron a insistir en la eutanasia: dos accidentes cerebrovasculares, hemiparesia izquierda, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), presión pulmonar alta, fibrosis, diabetes e hipertensión, entre otras.
Los colombianos aún tienen fresco en la memoria el caso de Martha Sepúlveda, una mujer de 51 años que tenía todo listo para ser la primera persona en acceder a ese derecho en el país sin ser una paciente terminal, pero la clínica canceló el procedimiento dos noches antes. Eso ocurrió en octubre de 2021 y generó un debate nacional que alejó a la mujer de la prensa: antes de que le cancelaran la eutanasia programada se había difundido un reportaje de televisión en el que ella hablaba de su decisión de morir y la entrevista supuestamente fue utilizada para negarle el procedimiento. Finalmente, dos semanas después, un juez de Medellín ordenó a la clínica reprogramar con Sepúlveda el día y la hora de su eutanasia.
Por eso, Víctor Escobar ha tomado resguardos. “Esta es una semana definitiva para él y su familia. Ha pedido no hablar en medios para estar con ellos. Confiamos en que no haya ningún tropiezo”, ha dicho Luis Giraldo, su abogado. Sin embargo, el viernes por la tarde Escobar planea dar una rueda de prensa desde su casa en Cali y “despedirse de los colombianos”.
En Colombia la eutanasia es legal desde 2015 y hasta el momento 157 personas con enfermedades terminales optaron por ella. En julio de 2021 la Corte Constitucional extendió el derecho a pacientes no terminales que tuvieran “intenso sufrimiento físico o mental por lesiones corporales o enfermedades graves e incurables”.
Para Víctor Escobar ese fallo fue la oportunidad de insistir en su deseo de morir dignamente. Desde 2020 había solicitado a su Empresa Promotora de Salud (EPS) la eutanasia, pero esta se la había negado por considerar que no estaba en fase terminal. En septiembre pasado volvió a pedirla bajo la nueva sentencia de la Corte, pero sus médicos les dijeron que no tenían claro cómo activar el procedimiento de la eutanasia.
En el centro de la discusión está la ausencia de regulación y la inseguridad jurídica que argumentan algunos prestadores de salud. “Por eso el debate debe estar en la agenda nacional hasta que el Congreso lo regule, porque hay inseguridad jurídica, muchos no la hacen porque dicen que no hay ley aunque la Corte ha hecho varias sentencias avalando el derecho a morir dignamente”, dijo a este diario el representante a la Cámara Juan Fernando Reyes Kuri, uno de los ponentes de proyectos sobre eutanasia.
Con la camiseta puesta
El caso de Víctor estuvo enredado en esa maraña legal durante un tiempo. Su abogado puso una demanda y un juez de Cali ordenó a Coomeva, la empresa prestadora de salud, que debía “conceder la protección constitucional del derecho a morir dignamente”, realizar un nuevo comité médico para evaluar el caso del hombre y en un plazo de 15 días, si este persistía en su decisión, realizarle el procedimiento.
Pero el comité de la clínica que debía practicar la eutanasia dijo que Escobar no acreditaba las condiciones de una enfermedad terminal “ni la existencia de una condición médica incompatible con la dignidad humana capaz de producir intenso sufrimiento”. Y la entidad promotora de salud impugnó el fallo de primera instancia.
El caso llegó al Tribunal Superior de Cali que encontró un error judicial que devolvió el proceso a la jueza. Así, a comienzos de diciembre, el mismo juzgado ordenó a la empresa de salud conformar un nuevo comité científico y coordinar con el paciente la fecha y hora de su muerte. Y fue más allá. “Se aclara que la conformación del comité no es para que decida la pertinencia o no de la eutanasia, sino para el acompañamiento del paciente en su decisión de morir dignamente”, escribió la jueza.
Giraldo dice que todo está firme para este viernes porque la empresa de salud no impugnó la decisión dentro de los plazos determinados y que ya contrató a otra clínica para practicar la eutanasia.
Mientras tanto, Víctor Escobar, que fue camionero toda su vida, ha pasado sus últimos días en medio de la búsqueda de dinero y trabajo para su esposa Diana Francelly Nieto y la fiesta por la décima estrella de su equipo de fútbol, el Deportivo Cali. Ha dicho que piensa donar sus órganos funcionales y ser cremado al día siguiente, y que al momento de morir tendrá puesta la camiseta verde del equipo azucarero, a cuyos jugadores conoció este año. A ellos les dedicó un mensaje: “Partiré feliz con este título que nos brindan. Se acerca mi partida y con ella mi deber cumplido como hincha del Cali”.
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