La enfermedad comienza a manifestarse como un resfriado común. Evoluciona hasta que se presenta tos, sibilancia y, en ocasiones, dificultad para respirar. Los síntomas pueden prolongarse de una semana a un mes.
La bronquiolitis es la infección respiratoria grave más extendida entre los menores de un año y la que más hospitalizaciones provoca. Antes de los 12 meses de vida, el 75% de los niños se infectan del virus sincitial respiratorio (VRS), el principal virus que provoca esta enfermedad. Era así también antes de la pandemia, pero este año se está notando más: por un lado, su impacto sobre los hospitales había quedado olvidado tras dos años desplazado a causa de la expansión de la covid; por otro, se ha adelantado más de un mes a su época normal y ha coincidido con una epidemia de gripe.
El VRS regresa
En el comienzo de este invierno, el VRS ha vuelto a ser el principal patógeno del que se infectan los niños de cero a cuatro años: en las primeras semanas de noviembre de este año provocó cuatro veces más contagios que el virus de la gripe o el de la covid. En Cataluña, de los pocos lugares donde se pueden comparar datos, la incidencia del VRS ha alcanzado este invierno un pico de casos más alto que en 2019.
El VRS y los otros virus que provocan la bronquiolitis afectan también a los adultos, pero se suelen quedar en un simple resfriado que no pasa de la nariz. En los bebés, la infección puede alcanzar los bronquios y los bronquiolos (en las vías respiratorias bajas, más cercanas a los pulmones) y puede desarrollar su peor síntoma: la insuficiencia respiratoria.
Es clave que los padres reconozcan cuándo el bebé está teniendo dificultad para respirar. Como se ve en esta imagen, se distingue claramente de cuando el bebé respira bien: hay que fijarse en su tórax, abdomen y nariz.
Los primeros síntomas pueden parecerse a los de otros virus: tos persistente, mocos, estornudos. En cualquier caso, conviene mantener al niño incorporado para ayudarle a respirar mejor (incluso inclinando la cuna unos 30 grados por las noches), practicar lavados nasales con suero fisiológico, evitar ambientes con humo y ofrecer más tomas de alimento de menor cantidad, ya que le puede costar más comer. Conviene acudir al médico si empieza a respirar con dificultad o, incluso con síntomas leves, si tiene factores de riesgo como ser prematuro, cardiopatías o enfermedades pulmonares.
¿Cómo se contagia?
El VRS se transmite en las gotitas que una persona infectada produce al estornudar o toser y sobrevive bastantes horas en superficies duras, como mesas y juguetes de madera o plástico. Por su naturaleza, los más pequeños interactúan, se llevan objetos a la boca y no guardan distancias: cuando se juntan en el mismo lugar cerrado, es muy fácil que se transmitan virus y bacterias. A su pesar, las guarderías se convierten así en un escenario perfecto para la propagación de la enfermedad.
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