Como dios de las ilusiones y los engaños, Loki es también dios de la ficción. Así lo entendieron el guionista Daniel Kibblesmith y el dibujante Jan Bazaldua en su (criminalmente cancelada) miniserie The God Who Fell To Earth, donde el personaje intentaba comprender su tránsito de villano a antihéroe para, con suerte, escribir su propia historia reformulándose como héroe. Tránsito motivado, sin duda, por la interpretación de Tom Hiddleston a lo largo de cinco entregas del Universo Cinematográfico Marvel, donde su deje shakesperiano fue cediendo terreno a una suerte de fragilidad emo (con grandes dosis de autoparodia) a medida que se iba convirtiendo en el favorito de los fans. Y, cuando todo el mundo creyó que su historia había concluido tras el sacrificio que abre Vengadores: Infinity War (hermanos Russo, 2018), el hermanastro perverso de Thor demostró tener un último truco bajo la manga.
Demasiado terreno narrativo y conceptual para cubrir en un sólo capítulo de apertura, pero Michael Waldron, antiguo guionista de Rick and Morty, se las apaña en cincuenta minutos de pura exposición recorrida, eso sí, por un sentido del humor burocrático-satírico digno del primer Men in Black (Barry Sonnenfeld, 1997), un par de reflexiones humorísticas de gran calado sobre el eje contuinidad/determinismo y una suerte de sesión de psicoanálisis pop conducida por un Owen Wilson a quien la directora Kate Herron parece haber dejado vía libre para owenwilsonear al máximo a su personaje –no nos quejamos, sino todo lo contrario–. Como WandaVision antes que ella, Loki se plantea como una profundización en la psique de un personaje a quien las películas nunca habían dejado el suficiente espacio para brillar, aunque el caso de Hiddleston (punto álgido incluso de las peores entregas de Thor) fue muy distinto al de Elizabeth Olsen y Paul Bettany. Con todo, da gusto volver a verlo en la piel de un personaje a quien ya no podemos imaginar sin sus facciones. La revelación final del episodio resulta, además, harto estimulante: hacer que Loki sea el mismo tiempo el héroe y el villano de su serie es una manera de honrar las múltiples facetas de un personaje tan ambiguo e imprevisible. No sabemos por dónde va a salir a continuación, pero no podemos dejar de mirar.