Mario Draghi, presidente del Consejo de Ministros de Italia, concibe la política de manera parecida a cómo diseñaba las previsiones económicas cuando era banquero. Piensa en los números, cuadra las cuentas y toma decisiones que responden a unos objetivos y unas cifras que, en este momento, le sonríen. Por eso el jueves, tras hacer sus cálculos, se permitió desatar la ira de dos de sus principales socios.
El primer ministro desafió primero al Movimiento 5 Estrellas (M5S) anunciando un voto de confianza en el Parlamento para comprobar si están o no con él en la reforma de la Justicia. Una manera de hacerles pasar por el aro o retratarles ante toda Italia. Minutos después, respondió a las declaraciones de Salvini en las que el líder de la Liga aseguraba que los jóvenes no tenían que vacunarse forzosamente: “Llamar a no vacunarse es llamar a la muerte”. Ambos partidos se revolvieron abiertamente contra Draghi. Se acabó la tregua.
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En un Ejecutivo de unidad, de carácter eminentemente técnico y sin movimientos sísmicos en los últimos siete meses, la política da las primeras muestras de querer recuperar su lugar en Italia. Después de más de medio año de tranquilidad, Draghi utilizó una rueda de prensa que seguía todo el país para atacar públicamente a dos de sus principales socios de Gobierno (La Liga y el M5S) sin aparente temor a consecuencias.
Lo hizo, en parte, porque el 3 de agosto comienza el semestre blanco: el periodo en el que inicia a discutirse la elección del próximo presidente de la República (el sustituto de Sergio Mattarella) y durante el cual no pueden disolverse las cámaras ni provocar una crisis de Gobierno. También porque el apoyo ciudadano y social del que goza es altísimo (en torno al 70% en los últimos sondeos). Pero, sobre todo, porque el primer ministro no ha venido a la política para hacer amigos, sino para cumplir un plan de reformas para el que apenas tiene tiempo: después de la justica y la administración pública, deberá todavía acometer la del fisco y la de la competencia.
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Draghi acepta pequeñas correcciones, asegura, pero los tiempos exigidos por la Unión Europea en el marco del fondo de recuperación son cortos y el primer ministro anunció que no permitiría retrasos con retoques importantes: si 5 Estrellas no está de acuerdo, que vote en contra en la moción de confianza, vino a decir.