“El gran mudo”: así se denomina al ejército en Francia. Está para defender el territorio, no para hablar, publicar opiniones ni, mucho menos, escribir una carta al presidente de la República. Sin embargo, el pasado 21 de abril veinte generales retirados, un centenar de altos mandos del ejército y unos mil militares más publicaron, en la revista de extrema derecha Valeurs Actuelles, una carta en la que exigían “el regreso del honor y el deber de nuestros gobernantes”. Es un llamamiento a Macron para que reaccione y “defienda el patriotismo” porque “Francia está en situación de riesgo, amenazada por peligros mortales”.
Los firmantes señalan la erosión causada por cierto antirracismo que pretende crear el odio entre comunidades y quiere una guerra civil. Estas personas “desprecian nuestro país, sus tradiciones y su cultura”. Por tanto, no son franceses, o son malos franceses extraviados en luchas ilusorias cuyo objetivo es debilitar a Francia.
La carta cayó como una bomba, sobre todo porque se dio a conocer al mismo tiempo que en varias regiones del país se cometían actos de enorme violencia. La policía es despreciada, poco querida, carece de autoridad real y, sobre todo, está desmotivada. La inseguridad aumenta y da la impresión de que no está gobernado.
Emmanuel Macron no tuvo una reacción pública, pero en privado, entre sus asesores, se mostró furioso: “Marine Le Pen muestra su verdadero rostro, el de las milicias y los golpistas”. Por su parte, Le Pen exhortó a los firmantes de la carta a unirse a ella en su “batalla por Francia”.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.