Después de una campaña electoral más bien dura, México ha votado en relativa calma, pendiente de episodios aislados de violencia en algunos de los Estados en contienda. Con 35 candidatos asesinados y centenares de aspirantes agredidos, la campaña de estos meses ha sido una de las más sangrientas que se recuerdan, sobre todo en entidades como Veracruz, Guanajuato o Guerrero.
El Estado que mayores problemas ha registrado ha sido Oaxaca. En Santiago Laollaga, en el Istmo de Tehuantepec, las casillas de votación se instalaron con retraso, por disturbios entre grupos vinculados a partidos políticos. Simpatizantes de Morena chocaron con seguidores de la coalición PRI, PAN y PRD, enfrentamiento que dejó al menos un muerto. Además se registraron disparos. A 40 kilómetros, en Santa María Xadani, la violencia que ha caracterizado los últimos procesos electorales en el municipio ha aparecido de nuevo, provocando la suspensión de la votación. Al parecer, vecinos del municipio quemaron boletas después de que personas armadas encapuchadas aparecieran cuando funcionarios electorales trataban de instalar las casillas.
Vistos los antecedentes, la jornada electoral ha resultado tranquila. El Instituto Nacional Electoral (INE) ha instalado más del 99% de las casillas que tenía previstas en todo y solo ha suspendido la votación por eventos violentos en seis, en municipios de Puebla, Michoacán, Baja California y Oaxaca. Hasta el domingo por la noche no se han tenido noticias de agresiones contra candidatos, excepto un caso en el municipio serrano de Badiraguato, en Sinaloa. Reportes no oficiales recogidos en la prensa local señalan que un grupo delictivo habría secuestrado al hermano de una aspirante a la presidencia municipal, quien habría decidido retirarse de la contienda.
En Chiapas, un grupo armado atacó el sábado una camioneta en el municipio de Pueblo Nuevo Solistahuacán, a unos 120 kilómetros de Tuxtla, la capital. Al parecer, los pasajeros transportaban material electoral. Cinco murieron en el ataque y uno habría sobrevivido. Según el medio Chiapas Paralelo, las víctimas son integrantes de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), una organización que defiende a los campesinos.