En un innovador giro de la ciencia, investigadores han volteado su mirada hacia el reino animal, específicamente hacia un mecanismo de defensa de las lagartijas, para inspirar un revolucionario sistema destinado a crear edificaciones a prueba de colapsos. Este enfoque, que fusiona biología con ingeniería estructural, promete transformar nuestra forma de concebir la seguridad en la construcción de infraestructuras urbanas.
Las lagartijas, conocidas por su habilidad para escapar de depredadores mediante la autotomía —un proceso donde el animal se desprende de una parte de su propio cuerpo, típicamente la cola—, han servido de modelo para desarrollar un método que podría ser implementado en la construcción de edificios. Este nuevo sistema se basa en el concepto de ‘sacrificio controlado’, donde partes específicas de un edificio están diseñadas para desprenderse o absorber daño de manera controlada en caso de un desastre, sin comprometer la integridad estructural del conjunto.
Este avance no solo representa una solución potencial para mejorar la durabilidad y seguridad de nuevos proyectos arquitectónicos, sino que también plantea la posibilidad de retrofitting, es decir, la modificación de estructuras existentes para incorporar estos principios biomecánicos. La idea es minimizar el daño en escenarios de terremotos, huracanes o cualquier otro evento catastrófico, protegiendo así vidas humanas y reduciendo pérdidas económicas.
Los expertos detrás de esta investigación subrayan la importancia de observar y aprender de los sistemas naturales, que a lo largo de millones de años han desarrollado estrategias eficaces para sobrevivir y adaptarse a condiciones adversas. Al aplicar estos principios al diseño de edificios, se abre un campo prometedor para la ingeniería civil y la arquitectura sostenible, alineado con los crecientes esfuerzos por hacer nuestras ciudades más resilientes frente al cambio climático y los desastres naturales.
La implementación de estos diseños inspirados en la naturaleza no solo revoluciona la manera en que pensamos sobre la seguridad estructural, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre la relación entre lo humano y lo natural. Al tomar inspiración del mundo animal para solucionar problemas humanos, este enfoque representa un ejemplo claro de la biomímesis, una práctica que promete guiar muchas de las innovaciones del futuro en múltiples disciplinas.
Este desarrollo promete capturar la imaginación del público y los profesionales por igual, instigando discusiones sobre el potencial de las soluciones basadas en la naturaleza y cómo estas pueden ser aplicadas para enfrentar algunos de los desafíos más significativos de la época moderna. La próxima vez que observemos a una lagartija en nuestro jardín, podríamos encontrarnos reflexionando no solo sobre su sorprendente capacidad de autodefensa, sino también sobre cómo su estrategia de supervivencia podría, algún día, salvar edificaciones y vidas humanas frente a las fuerzas imparables de la naturaleza.
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