Los agentes de los Mossos de Esquadra han puesto fin a una rave ilegal que se celebraba en Lleida después de que los jóvenes reunidos en un polígono industrial se negaran a dispersarse. La fiesta clandestina, que había estado en marcha durante varios días, había agotado la paciencia de las autoridades que han acudido al lugar para desalojar a los asistentes. Los organizadores han sido detenidos mientras que los jóvenes han sido multados por incumplir las restricciones sanitarias vigentes en la región.
La operación de los Mossos ha contado con la colaboración de los servicios de emergencia, que han atendido a varios jóvenes por intoxicación etílica y drogas. Según la policía autonómica, la rave había atraído a más de mil personas durante el fin de semana, procedentes de diferentes partes de Cataluña y del resto de España. La organización ha desafiado las medidas sanitarias para impedir la propagación del Covid-19 al no cumplir el aforo limitado y no respetar las medidas de distanciamiento social.
La represión policial ha sido criticada por algunos jóvenes y colectivos sociales que acusan a las autoridades de criminalizar la cultura rave y la libertad de expresión. Algunos de ellos han denunciado el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes mientras que otros se preguntan por qué se permiten otras actividades que también incumplen las medidas sanitarias. Los Mossos han justificado su actuación por razones de seguridad y por la necesidad de hacer cumplir las leyes.
La rave ilegal de Lleida ha reabierto el debate sobre la regulación de los eventos culturales y el papel de las instituciones en la gestión de la pandemia. Mientras algunos exigen más flexibilidad para la celebración de actos culturales, otros defienden la necesidad de mantener un control estricto para evitar futuros brotes de contagios. La polémica está servida.
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