Con algunas excepciones, las economías de América Latina se enfrentarán este año a más obstáculos de los anticipados, según anunció este martes el Fondo Monetario Internacional (FMI). En comparación con el cálculo hecho en octubre, la región, incluyendo al Caribe, crecerá un 2,4% este año, 0,6% menos. Para 2023, se estima que crezca 2,6%. La inflación, la variante ómicron, un menor gasto gubernamental en Estados Unidos y la caída del sector inmobiliario en China están limitando el crecimiento en todo el mundo.
A nivel global, el FMI espera que el crecimiento se modere, pasando de un crecimiento del 5,9% el año pasado, al 4,4% en 2022. Esto implica una revisión de medio punto porcentual menos para 2022 que en el informe anterior, lo que refleja en gran medida las rebajas previstas en las dos economías más grandes, EE UU y China. Cambios en el programa de gasto público de la Casa Blanca y la continua escasez de oferta produjeron una revisión a la baja de 1,2 puntos porcentuales para EE UU.
En China, las interrupciones por la pandemia y el estrés financiero en el sector inmobiliario han inducido una rebaja de 0,8 puntos porcentuales. Para 2023, la economía global podría crecer un 3,8%, según afirma la organización. “El pronóstico está condicionado a que los resultados adversos para la salud disminuyan a niveles bajos en la mayoría de los países para fines de 2022 y asumiendo que las tasas de vacunación mejoren en todo el mundo y las terapias sean más efectivas”, apunta el Fondo.
Más información
El Fondo rasuró 1,2 puntos las perspectivas de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de las dos economías más grandes de Latinoamérica, Brasil y México. Este año, el crecimiento en Brasil será de solo un 0,3%, mientras que el año que viene se estima alcance un 1,6%. México, por su parte, crecerá un 2,8% este año y un 2,7% en 2023.
Chile, Colombia y Perú, por su parte, muestran sorprendentes crecimientos y la recuperación continúa afianzándose. El Fondo asegura que en estos países hay margen para retirar los gastos que se pasaron de manera extraordinaria y pueden mejorar la recaudación de impuestos, mientras que, para los países de bajos ingresos con niveles elevados de deuda, en general, será necesario un apoyo decidido de la comunidad internacional.
Las tasas de los bonos emitidos en moneda dura han subido, incrementando el servicio de la deuda tanto de Gobiernos como de empresas. “Los flujos de capital de los mercados emergentes también han estado bajo presión, con una moderación en la emisión de bonos en moneda dura y una continua debilidad en los flujos de bonos en moneda local, excepto China”.
Ante las crecientes presiones de los precios, muchos bancos centrales de mercados emergentes han seguido aumentando las tasas de referencia hasta alcanzar niveles por encima de los previos a la pandemia. Este es el caso de Brasil y Chile, por ejemplo.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook y Twitter, o visitar nuestra pagina oficial.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.