En 2008, una pegajosa publicidad del Gobierno colombiano se repetía sin cesar en las radios y televisoras del país. “Si no cultivas la mata que mata, cambiarán muchas cosas del campo”, arrancaba la caricatura, que mostraba una pequeña planta de marihuana con dientes de vampiro y ojos de demonio.
Sin esa mata, decía la voz de una niña, “cesarán las lluvias de plomo” y “crecerán cultivos más sanos”. “La coca, la marihuana, la amapola, matan. No cultives la mata que mata”, termina el mensaje.
Dos años después, la Corte Suprema exigió al Estado retirarlo de todos los medios de comunicación después de que una mujer indígena demandara, bajo el argumento de que la mata de coca “representa una figura materna y de consuelo que resulta fundamental para sus relaciones con la comunidad”. La propaganda estaba estigmatizando no solo a la planta, sino toda una forma de vida.
Fue una pequeña victoria legal en un océano de publicidad manipuladora. Hace 50 años, el presidente Richard Nixon declaró oficialmente que las drogas eran el “enemigo número uno” de su país, y desde entonces no solo ayudó a fortalecer políticas de militarización y criminalización en toda América Latina, sino que puso en marcha también una maquinaria de propaganda que han estigmatizado tanto a las plantas como a quienes las producen o consumen.
Just Say No, decía la famosa publicidad de la primera dama Nancy Reagan, que tuvo eco en el resto del continente. “Hacéme un favor, disfrutá de la vida,” decía una de 1984, protagonizada por Diego Maradona, quizás el símbolo más contradictorio para una campaña contra el consumo: “Y si te ofrecen drogas, simplemente di no”.
Cincuenta años después, el fotógrafo Claudi Carreras tiene una contrapropuesta visual. “Estas plantas tienen una doble cara”, dice Carreras (Barcelona, 47 años), curador de una nueva exposición de más de 200 fotos llamada ‘Drogas-Políticas-Violencia’ que acaba de abrir en el Centro de la Imagen de la Ciudad de México. Un campo de amapola, en realidad, es probablemente de los campos más bonitos que hay, visualmente.
¿Qué hicimos para que de ahí lo que se vea es dolor? ¿Cómo podemos revertir eso?, añade. En la exposición, que luego estará en las rejas del Bosque de Chapultepec, sobre el Paseo de la Reforma. Participan 15 fotógrafos de todo el continente, y un pequeño grupo de ilustradores. Con la esperanza de darle un cambio de perspectiva a esta guerra contra las drogas.