Las pasadas elecciones en México han producido un ajuste en la correlación de fuerzas políticas. La hegemonía del partido oficial. El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y su líder, Andrés Manuel López Obrador. Se mantienen y en buena medida se fortalecen a nivel territorial con el triunfo en 11 gubernaturas estatales.
Poco a poco, el partido oficial reemplaza al PRI en el control de los Estados, aunque cerca de la mitad de las gubernaturas sigue en manos de la oposición.
AMLO y Morena, en cambio, han perdido posiciones en la Cámara de Diputados. Para conformar una mayoría absoluta, que les permita manejar el presupuesto, necesitan de aliados volátiles como el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT).
Para alcanzar la más difícil mayoría calificada requieren del apoyo del PRI, que forma parte de la alianza opositora. Movimiento Ciudadano, un partido que juega a una tercera opción entre Morena y sus adversarios, sale fortalecido en su perfil independiente.