Las imágenes de mujeres embarazadas heridas causan estupor a medio mundo. Las noticias de la escasez de alimentos y calefacción en ciudades ucranianas se multiplican. El último parte de guerra da cuenta de un avance inquietante en la invasión rusa de Ucrania: las bombas de Vladímir Putin acaban de llegar a Lutsk, una ciudad a 87 kilómetros de Polonia. Dos semanas después de su inicio, la guerra se aproxima a las puertas de la Unión Europea. Y, sin embargo, los análisis de los países aliados coinciden en que la campaña de Rusia ha avanzado más lento de lo que el Kremlin había calculado.
Estados Unidos había advertido de que Kiev, la capital, podría caer en apenas dos o tres días, pero las tropas rusas no han conseguido aún rodearla del todo. No hay margen para el alivio porque el consenso también es unánime: Putin va a recrudecer la violencia.
“Creo que vienen unas semanas feas”, advirtió el director de la CIA, William Burns, este martes en el Congreso de Estados Unidos. “Putin está frustrado y enfadado y es probable que redoble la presión e intente triturar al Ejército ucranio sin miramientos con las víctimas civiles”, continuó. La inteligencia estadounidense cree que el dirigente ruso subestimó la capacidad y osadía de la resistencia ucrania. Ese error de cálculo ha ralentizado su ofensiva, pero Washington está convencido de que persistirá en el ataque hasta encontrar un relato que pueda ofrecer como victoria ante su pueblo. “Él sentía mucha confianza en la modernización que había llevado a cabo de su Ejército y pensó que sería capaz de una victoria rápida y decisiva a un coste mínimo, pero se equivocó por completo”, afirmó Burns. Informan María Sahuquillo desde Odesa (Ucrania) y Amanda Mars desde Washington.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook y Twitter, o visitar nuestra pagina oficial.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.