La inseguridad alimentaria y energética que conmueve los mercados internacionales ha prolongado la inflación y las previsiones de crecimiento económico no son muy optimistas para el 2023. Sin embargo, como siempre, la crisis la pagan y sufren los pobres.
Mientras la inflación general llegó a 8.5% en la primera quincena de octubre, la población con menos recursos sufrió una carestía superior a 9%, indicó el Inegi. Las familias que perciben máximo 5 mil 190 pesos al mes enfrentaron una inflación de 9.3%, lo mismo que las que ganan hasta 15 mil 560 pesos. El también llamado impuesto de los pobres fue de 8.9% para los hogares con ingresos de 15 mil 561 a 31 mil 120 pesos.
Sin embargo, los menos afectados fueron aquellos que ganan más de 31 mil 120 pesos, debido a que los precios de los bienes y servicios que consumen subieron 8.1%, es decir, menos que la tasa general de inflación. Los hogares más pobres destinan hasta 47% de su gasto para comprar alimentos, mientras que los de mayores recursos, 35%, explicó Héctor Magaña, coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey.
El Inegi reportó que los alimentos subieron 15.7% para las familias que ganan menos; en cambio, aumentaron 14.4% para las que perciben más. La inflación seguirá elevada, particularmente en alimentos, por lo que la población pobre puede repuntar, alertó Magaña. Hay que revisar cuánto nos está costando el subsidio a los combustibles y evaluar si nos convendría mejor destinar parte de esos recursos a programas de apoyo para los hogares más afectados por la inflación”, consideró la directora de México, ¿Cómo Vamos?, Sofía Ramírez.
“La inflación es la variable macroeconómica que tiene mayor impacto en las familias de bajos ingresos debido a que es el segmento de la población que destina una mayor parte de sus ingresos a la adquisición de bienes de consumo, principalmente alimentos, para poder mantener su calidad de vida”, comentó Héctor Magaña.
Sobre la posibilidad de instrumentar programas de apoyo a las familias más vulnerables, Magaña señaló que es importante focalizar a las personas que se encuentran con la problemática más significativa y, basándose en eso, llevar a cabo transferencias a estas familias. Sin embargo, “ello dependerá mucho del presupuesto que se tenga asignado para hacer frente a esta problemática de las condiciones actuales de la economía y resulta complicado, dado que ya se definió el Presupuesto de Egresos de la Federación para el siguiente año, por lo que es difícil que esto pudiera ocurrir”, advirtió el especialista.
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