Las autoridades estadounidenses han detenido a una pareja de neoyorquinos acusados de intentar blanquear unos 3.100 millones de euros sustraídos de una plataforma de criptodivisas en 2016, en la mayor incautación de activos realizada hasta la fecha en el país. La operación ha puesto fin a una vida de vídeos de TikTok, exhibición de la vida privada y charlas motivacionales que llevaba la pareja, Heather Morgan e Ilya Litchenstein, una suerte de Bonnie y Clyde de la era de los criptoactivos, las redes sociales y los influencers.
La pareja se hacía pasar por emprendedores de las criptomonedas: Liechtenstein, un ingeniero ruso-estadounidense, afirmaba ser “inversor angel”, “desarrollador de web3” y creador de numerosas startups. Morgan, por su parte, aseguraba en internet ser “inversora de software, artista surrealista, rapera y diseñador de moda”.
Ambos buscaban la fama en las redes sociales
Lichtenstein publicó en Facebook que sus planes de matrimonio estaban basados en “una rara campaña de marketing multicanal”, que incluía posters con imágenes que contenían la “esencia” de su compañera: surrealista, misteriosa y sexy”. Del otro lado, Morgan publicaba videos musicales con canciones como “Versace Bedouin”, con imágenes del distrito financiero de Nueva York. Con el alias “cocodrilo de Wall Street” rapeaba sobre estrategias de inversión (obviamente se declaraba amante del riesgo) y en videos de TikTok lo hacía sobre las acciones meme. Asimismo, dio una conferencia en Brooklyn sobre ‘ingeniería social, que define como “el acto de manipular a otras personas para que digan o hagan lo que quieras”.
Las autoridades estadounidenses señalan que los piratas informáticos penetraron los sistemas de seguridad del intercambio en agosto de 2016 y lograron infiltrarse en su infraestructura: “Mientras estaban dentro de la red, iniciaron más de 2000 transacciones con Bitcoin no autorizadas, en las que transfirieron aproximadamente 119 754 Bitcoin desde las cuentas de las víctimas a una cuenta externa, identificada como Wallet 1CGA4s5“. Los investigadores destacan que en el momento de la infracción, el botín estaba valorado en aproximadamente 71 millones de dólares, pero que debido al aumento en el valor de estos activos desde ese entonces, los fondos robados están valorados en más de 4.500 millones de dólares al precio actual.
Los agentes rastrearon los fondos robados en la blockchain de Bitcoin
Fue así que descubrieron que a partir de enero de 2017 una parte de los activos comenzó a salir de la Wallet 1CGA4 en una serie de transacciones pequeñas y complejas en múltiples cuentas y plataformas. Según las autoridades, esta operación, que creó una gran cantidad de transacciones, parecía estar diseñada para “ocultar el camino de los fondos robados e impedir que las fuerzas del orden rastreen los fondos”.
Según los peritos
Liechtenstein y Mónaco comenzaron a transferir partes del botín desde la Wallet 1CGA4 hacia cuentas un intercambio de la darknet llamado Alphabay con la intención de lavarlo. Posteriormente, comenzaron a pasarlas a otros intercambios y cuentas anónimas para finalmente transferirlo a sus propias cuentas. En este sentido las autoridades les han imputado los cargos de “conspiración para cometer lavado de dinero”, que conlleva una pena máxima de 20 años de prisión, y “conspiración para defraudar a Estados Unidos”, que conlleva una pena máxima de cinco años de prisión en el país norteamericano.
“En un esfuerzo inútil por mantener el anonimato digital, los acusados lavaron fondos robados a través de un laberinto de transacciones en criptomonedas. Gracias al trabajo meticuloso de las fuerzas del orden público, el departamento demostró una vez más cómo puede y seguirá el rastro del dinero, sin importar la forma que tome”, ha afirmado la Fiscal General Adjunta estadounidense Lisa O. Mónaco.
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