Irán continua con las ejecuciones hacia los manifestante que recorren país desde hace tres meses, este lunes de madrugada a un segundo detenido Majid Reza Rahnavard, de 23 años, murió ahorcado en una grúa en plena calle en Mashad, a unos 900 kilómetros al este de Teherán, en la que ha sido la primera ejecución en público de un manifestante detenido en las actuales protestas. El joven ha muerto en la horca cuando solo han transcurrido 23 días de su arresto el 19 de noviembre. Diez días después, fue condenado a muerte, acusado de haber matado a puñaladas a dos miembros de la milicia paramilitar Basij y bajo el cargo de “enemistad con Dios”.
“Rahnavard fue condenado a muerte a partir de confesiones obtenidas bajo coacción, tras un proceso manifiestamente injusto y un juicio que fue una pantomima. Este crimen debe tener graves consecuencias para la República Islámica”, ha asegurado en un tuit el director de la ONG iraní en el exilio Iran Human Rights, Mahmood Amiry-Moghaddam. Este activista, al igual que otras organizaciones de la diáspora iraní, ha denunciado que este manifestante fue condenado en un juicio sin garantías procesales, y en el que ni siquiera pudo ser asistido por un abogado defensor. De acuerdo con el colectivo iraní 1500 tasvir, que informa en redes sociales de las protestas y de la represión de las manifestaciones, el joven recibió “tantos golpes que en todas las fotografías posteriores a su arresto aparece herido”.
Otros diez manifestantes
Están personas a la espera de su muerte dentro de las cárceles iraníes, en muchos, si no en todos los casos, después de haber sido declarados culpables de “enemistad con Dios”. Al menos otra decena de personas, de acuerdo con ONG iraníes, afronta una más que probable pena capital, procesados por ese mismo delito, definido de forma ambigua y sin equivalente en las leyes internacionales. Amnistía Internacional considera la tipificación de este crimen “un cheque en blanco” para condenar a muerte en Irán, según explicó recientemente a este diario la especialista en Irán de esa organización, Yolanda Vega.
El colectivo 1500 tasvir ha denunciado que la familia de este manifestante no fue avisada previamente de la ejecución, por lo que no pudieron despedirse de él. Según esa fuente, los allegados de Rahnavard tampoco han podido asistir al entierro. Los familiares recibieron una llamada este mismo lunes en la que, siempre de acuerdo con ese colectivo de activistas, se les informó de la ejecución con una frase: “Hemos matado a su hijo y enterrado su cuerpo en el cementerio de Behesht-e Zahra”.
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