Miles de policías israelíes con equipo antidisturbios se desplegaron el sábado en Jerusalén ante la celebración de la Noche del Destino, la más sagrada del Ramadán, que concentra a decenas de miles de palestinos en la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar santo el islam. Las fuerzas de seguridad trataban de impedir que se repitieran los enfrentamientos de la noche del viernes, en los que más de 200 palestinos resultaron heridos, en su mayoría por disparos de balas forradas de caucho disparadas por los agentes tras irrumpir en el recinto religioso. Aunque también 17 policías quedaron lesionados.
En vísperas de la conmemoración oficial de la conquista de Jerusalén oriental por las tropas israelíes en 1967, en un desfile previsto este lunes de miles de nacionalistas judíos por barrios palestinos de la Ciudad Vieja, la escalada de la tensión ha llevado a Estados Unidos y la Unión Europea a reclamar al Ejecutivo de Benjamín Netanyahu que reinstaure la calma.
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El primer ministro israelí reunió por primera vez al Gabinete de Seguridad gubernamental –al que asistieren entre otros el ministro de Defensa, Benny Gantz, y el jefe del Ejército, general Aviv Kochavi–, para analizar la ola de protestas que han sacudido la Ciudad Santa durante el mes sagrado musulmán. “Israel está actuando con responsabilidad para garantizar el orden público y preservar la libertad de culto en los santos lugares”, aseguró Netanyahu.
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