El Gobierno israelí ha esperado con cautela a que la campaña de vacunación infantil estadounidense alcanzara el umbral de los tres millones de pinchazos para poner en marcha su propio programa, esta vez la dosis reducida para menores de 12 años de Pfizer-BioNTech. Las encuestas que manejan las mutuas sanitarias que gestionan el sistema público de salud reflejan que menos de la mitad de los padres están dispuestos a vacunar a sus hijos en un primer momento, y el resto prefieren aguardar unas semanas para comprobar la evolución de la campaña o rechazan la inoculación.
Campaña de vacunación en menores israelíes
“No me ha dolido”, asegura con una lágrima en la mejilla Moira Rosenberg, de cinco años, que se ha vestido de gala con una falda estampada para vacunarse contra la covid-19 en los cines Cinemacity de Jerusalén. Su hermano Israel, de siete años, sonríe burlón tocado con una kipá —”yo no he tenido miedo, como ella”, dice— mientras arrastra una decena de globos por el centro comercial y de ocio. Los dos forman parte de uno de los primeros grupos de niños de entre cinco y 11 años que el martes han comenzado a ser vacunados en Israel con el objetivo de alcanzar la inmunidad de rebaño. Para el Estado judío resulta clave inocular a los más pequeños, que representan cerca de un 15% de la población, mientras un nuevo repunte de la propagación de la pandemia inquieta a las autoridades sanitarias.
“Todas las familias tenemos dudas sobre si hay que vacunar a los más pequeños”, reconoce Luiz Rosenberg, el padre de Israel y Moira, judío religioso de 30 años que emigró desde Brasil en 2008 para formarse y trabajar como ingeniero informático en Jerusalén. “Me he informado a fondo y creo que las ventajas de vacunarlos superan a los posibles inconvenientes. Además, en Estados Unidos ya llevan varias semanas inmunizando a los niños”, explica antes de llevar a sus hijos de vuelta a casa, donde los espera una fiesta familiar en el día de su primera inyección contra la covid.
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Las infecciones de niños y adolescentes son la principal causa del ligero repunte de la pandemia que ha experimentado Israel en noviembre. Sin embargo, la tasa de positividad por coronavirus sigue siendo aún baja: 0,66% en las pruebas de detección efectuadas el domingo, primer día laborable de la semana en Oriente Próximo. Las autoridades sanitarias proyectan aumentar el número de centros de vacunación infantil (con puntos móviles de inmunización en algunas escuelas), y ampliar los horarios durante el sabbat, que paraliza la actividad pública en el Estado judío desde el atardecer del viernes hasta el del sábado.
“No he vacilado en traer a mis hijos a vacunar”, aseveraba la profesora de historia Ory, de 43 años, quien declinó facilitar su apellido. “Aquí están el pequeño Osher, de ocho años, y Yarim, de seis”, se ufanaba junto a los dos hermanitos cargados de globos. “Y en casa se ha quedado por poco la más pequeña, de cuatro años y medio”.
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