El club de turistas espaciales ha sido una comunidad muy reducida: tan solo ocho miembros que han pagado por la experiencia entre 20 y 30 millones de dólares. Las ofertas turísticas que se están preparando ahora son vuelos suborbitales, o sea, de una duración de poco más de un cuarto de hora y entre cinco y siete minutos de ingravidez, el gran atractivo de esa experiencia.
El primer viaje previsto es el de la cápsula de Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos (fundador de Amazon), que ha desarrollado el cohete New Shepard para este nuevo turismo. Para el primer vuelo, Bezos ha subastado este sábado cuatro asientos en la que han participado más de 5.000 candidatos procedentes de 143 países.
Arrancó la puja en 4.800.000 dólares, pero en diez minutos y tras un vendaval de ofertas, la operación ha terminado cerrándose en 28 millones. Bezos y su hermano ya figuran en la lista de pasajeros confirmados para un lanzamiento que, si todo va bien, será el 20 de julio, una fecha simbólica al ser el aniversario de la llegada a la Luna.
El nombre del ganador no se ha hecho público. Pero se desvelará pronto, cuando reciba el primer y breve entrenamiento antes de subir a la cápsula. El aspirante a astronauta ha pagado casi un 50% más de lo que desembolsó Dennis Tito (el primer turista espacial) hace 20 años.
Tito no lo tuvo fácil. Lo empezó a intentar con la agencia rusa Roscosmos para contratar un viaje —y estancia— en la Estación Espacial Internacional, que estaba en fase de construcción. Los 20 millones que ofrecía eran una oferta muy golosa para el programa espacial ruso, que por entonces pasaba muy serias dificultades económicas.