Jóvenes reunidos en la FIL de Guadalajara, solo para acompañar al escritor rumano Mircea Cartarescu, en donde habló de su amor por la escritura y la lectura. Asimismo compartió su mas reciente libro El ruletista, el cual, dijo, es el más barato entre sus obras y lo recomienda como introducción a su literatura.
“Se trata de un jugador de ruleta rusa, un juego que imaginé modificado e inventé a un jugador de ruleta rusa genial. ¿Qué hacía? Al principio ponía una sola bala, se la llevaba a la sien, disparaba y no pasaba nada. Lo hacía dos, tres, cuatro, cinco, seis veces, hasta que se convirtió en el jugador más famoso. En torno a él se creó todo un mundo de juego de millonarios que apostaban a su favor”, describió el escritor rumano.
Durante hora y media, Cărtărescu tuvo una amena reunión y contestó algunas preguntas, no muchas porque el tiempo no lo permitió y la traducción, pese a la agilidad de Marian Ochoa, también alargó la ida y vuelta de la conversación.
“Ustedes son muy idealistas, porque si eres joven y no eres idealista ¿a qué esperas?, ¿a hacerte viejo? El idealismo consiste en pensar que este mundo en que vivimos no es el único posible”, respondió una.
“Cuando eres joven y quieres seguir siendo joven, te planteas que éste quizá no sea el único mundo que existe, sino que hay algo más elevado, más bello, más valioso que este mundo”, contestó otra.
En el intercambio con los jóvenes, Cărtărescu relató su infancia, en la que tuvo que privarse muchas veces de merendar en la escuela para ahorrar y comprarse sus primeros libros.
Antes de finalizar la reunión, Cărtărescu alcanzó a refrendar que su pasión fundamental ha sido la lectura. “Luego descubrí los juegos de computadora, que se han convertido en un placer similar a la lectura”, soltó al despedirse mientras, feliz, imitaba sonidos de videojuego.