Keiko Fujimori ha agitado con sus sospechas el tramo final del recuento de votos en Perú. La candidata conservadora había asegurado durante la campaña que aceptaría los resultados, pero a la hora de la verdad ha venido a poner en duda el proceso. Fujimori compareció este lunes en rueda de prensa, con Pedro Castillo a 95.000 votos por delante y a la espera de las papeletas de los peruanos en el extranjero, para denunciar que tiene indicios de irregularidades en el conteo que constituirían un fraude electoral. La política no presentó ninguna prueba que haga pensar que en efecto es así.
La declaración de Fujimori contrasta con la evaluación de las misiones de observación electoral. Por ejemplo, el jefe de la misión de la OEA felicitó la tarde del lunes a Perú por la realización pacífica y democrática de la jornada del domingo. “Reconozco a las autoridades electorales por la organización de un proceso de gran complejidad marcado por la pandemia y la polarización política”, dijo Rubén Ramírez en un vídeo difundido en Twitter.
”Hay una clara intención de boicotear la voluntad popular”, sostuvo Fujimori. A continuación pidió a la gente que difundiera los vídeos que demostrarían esto con el hashtag #FraudeEnMesa. La candidata de Fuerza Popular, que concurre por tercera vez consecutiva a una segunda vuelta presidencial, tampoco tenía previsto hablar hasta que estuviera contado el 100% de los votos. Sin embargo, el profesor de izquierdas Pedro Castillo se distanció con el 96,387 % del escrutinio (50,281% frente a 49.719%). Entonces apareció Fujimori para atizar las sospechas de un pucherazo, acompañada de dos candidatos a ocupar vicepresidencias de su hipotético Gobierno.
Pese a la actitud de Fujimori, no está todo dicho. La distancia todavía es reversible. Queda computar los votos en el extranjero, donde en teoría ella tiene más apoyo. “Sabemos que están llegando los votos de los peruanos que residen del exterior y confiamos que con el recuento de estas actas la votación se va a emparejar”, dijo al respecto.
Dada la poca diferencia entre la cantidad de votos entre uno y otro candidato, y a la lentitud del escrutinio -en la contabilidad aún falta un porcentaje de los votos de circunscripciones rurales y de peruanos en el extranjero- Castillo y Fujimori han expresado su preocupación por el respeto a los votos, aunque solo la conservadora ha hablado de fraude de manera directa.