El autobús que trasladaba a los jugadores del Real Madrid descendió a cámara lenta una hora y media antes por la calle Concha Espina ante la aclamación ciega (por convencimiento y falta de visibilidad) de una multitud bien apretada de aficionados, que acudió al llamamiento del club. Todo muy atado y medido dentro de la escenografía oficial para alimentar la remontada. Dentro, la grada de animación dirigida por la entidad recibió a sus muchachos con una gran pancarta con la leyenda “Somos los reyes de Europa”. Golpes de pecho y ambiente inflamado después de que Carlo Ancelotti prendiera la mecha en las mismas tripas del Parque de los Príncipes.
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Courtois, Alaba, Nacho, Dani Carvajal (Lucas Vázquez, min. 65), Eder Militao, Kroos (Camavinga, min. 56), Federico Valverde, Modric, Vinicius Junior, Marco Asensio (Rodrygo, min. 56) y Benzema
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Gianluigi Donnarumma, Kimpembe, Achraf Hakimi (Draxler, min. 87), Marquinhos, Nuno Mendes, Danilo Pereira (Di María, min. 79), Paredes (Idrissa Gueye, min. 70), Verratti, Messi, Neymar y Kylian Mbappe
Goles 0-1 min. 38: Kylian Mbappe. 1-1 min. 60: Benzema. 2-1 min. 75: Benzema. 3-1 min. 77: Benzema.
Árbitro Danny Makkelie
Tarjetas amarillas Paredes (min. 6), Nacho (min. 42), Vinicius Junior (min. 43), Dani Carvajal (min. 59), Gianluigi Donnarumma (min. 60), Achraf Hakimi (min. 80), Kimpembe (min. 82) y Lucas Vázquez (min. 87)
Y así, con puro fuego, con un estadio vuelto del revés y un Benzema pintando su capilla sixtina es como el Madrid se tragó al PSG. Cuando ya se empezaba a rezar por el alma blanca, Benzema levantó a un muerto. Militão cojeaba, el físico del maltrecho Kroos se había rajado definitivamente, pero el hombre que durante años cargó sin importarle nada con la etiqueta de pecho frío surgió de la nada para derrumbar al conjunto francés. Fue toda una aparición mariana. Del cero al más allá en 15 minutos. Una actuación imborrable que, además, le colocó por encima de Alfredo di Stéfano en la tabla de máximos goleadores del club: 309 tras los 308 del mito. Por delante ya solo quedan Cristiano Ronaldo y Raúl.
El milagro se inició con una maniobra que nadie hubiera sospechado de Benzema hace muy poco tiempo. Se lanzó a por Donnarumma, que tenía el balón controlado dentro del área pequeña. El francés le negó la salida con un pequeño toque, la pelota acabó en Vinicius, que le asistió para anotar el empate. Así, en medio del desierto, se levantó una ola que no tardó en derivar en un tsunami,el que se comió al PSG sin que este dijera ni mú. Tres minutos después, otra vez Benzema atrapó por el aire un cabezazo muy dañino que acabó en las manos de Donnarumma. Entonces, el Bernabéu, al que los parisinos le habían chupado su energía toque a toque, lanzó el resoplido final para consumar el remonte.
Una cabalgada de Modric de orilla a orilla, con la melena y la nariz al aire esquivando rivales, abrió el camino al 2-1. Otra vez de Benzema, al que le llegó un balón del área y volvió a sacar el mazo. Y dos minutos más tarde, el tercero. Benzema, Benzema y Benzema, el resucitador en su gran noche de gloria como blanco. Quedaba un cuarto de hora más el alargue, pero apenas nada se supo de la nómina más aquilada de delanteros del PSG salvo un golpe franco ejecutado por Messi casi en el descuento. Danilo Pereira movía las manos, los brazos y la cabeza buscando una explicación a lo que hasta hacía unos minutos parecía increíble.
Porque, hasta ese instante, lo único que había ocurrido había sido el desplome del centro del campo local. Si en la ida de París la cuadrilla de Pochettino encajonó a los blancos con una presión al cuello que nunca lograron salvar, en el Bernabéu bajaron las revoluciónes de inicio al toque. Nadie simbolizó mejor la quiebra temporal del Madrid que Kroos, alineado de urgencia tras una semana en la enfermería. Su paso atrás ante el mando a esas alturas de Verratti, Paredes, Messi y Neymar empujó también a Modric.
A esas alturas, lo único que tenía foco en el bando blanco eran los intentos de Vinicius y Nacho. Curiosamente, el más enfebrecido en el arranque era un chico con cartel de formal, lateral izquierdo en esta ocasión por la ausencia de Mendy. A los diez minutos, el canterano irrumpió como un ciclón para apartar a manotazos a Achraf, hijo como él de la fábrica de Valdebebas, cuando este protestaba una falta. Luego le retó con la mirada tras otra acción. Y, finalmente, acabó tarjeteado al no poder sujetar al defensa marroquí.
Pura fiebre y poco fútbol blanco antes de que Benzema creara su obra cumbre. A sus 34 años, indultado ya con la selección francesa, el ariete puso el clave definitivo a su paso a la historia con mayúsculas del Madrid.
”La afición nos empujó y tuvimos la fuerza mental necesaria”
La remontada ante el PSG consagró la leyenda del miedo escénico del Bernabéu y la trayectoria de Karim Benzema en el Madrid. El delantero francés logró un triplete con el que adelantó a Di Stéfano y se situó como tercer máximo goleador de la historia madridista, con 309 tantos, solo superado por los 451 de Cristiano y los 323 de Raúl. “Merecemos la victoria y la clasificación. La afición nos empujó y el equipo lo dio todo en el campo”, declaró Benzema a pie de césped, nada más rematar la gesta. “Los partidos de Champions son siempre difíciles, pero tuvimos la fuerza mental necesaria para ganar”, prosiguió el delantero madridista.
Su presión y robo de balón al guardameta Donnarumma cambió los biorritmos del partido y la atmósfera del Bernabéu. “No fue un error del portero, fue mérito de la presión. Y con esa presión, cuando todo el equipo está metido, podemos ganar a cualquier equipo. Vivimos cada partido como una final. El Madrid está vivo”, remató Benzema, con la misma contundencia con la que sentenció al PSG en su gran noche en la Copa de Europa. La noche de Benzema.
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