A las tres de la tarde, en medio de una fortísima presión para que dimita como líder del PP, Pablo Casado ha mantenido una conversación con uno de sus dirigentes afines, en la que le ha dicho: “No sé por qué me tengo que ir. No he hecho nada”.
El presidente de los populares se resistía a mediodía con sus más íntimos a renunciar, convencido de que podría aguantar hasta la junta directiva nacional prevista para el próximo martes y seguir como líder del partido hasta el próximo congreso que dirima el liderazgo. Dos fuentes de su equipo directo han afirmado que Casado no va a dimitir este martes y emplazan a la reunión de mañana con todos los barones como el siguiente escenario de relieve. La situación es de máxima inestabilidad y cambiante: los más próximos también le están pidiendo que se vaya cuanto antes.
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