¿Qué es un cuerpo trans? Lo mejor es dejar la pregunta abierta, lo más abierta posible. En su etimología latina, trans es lo que atraviesa, lo que va más allá. Cercarla, delimitarla sería ir en contra de su naturaleza. En parte, por eso resulta de no creerse que dentro de algunos feminismos haya discursos y prácticas transodiantes. El 25 de noviembre, Día internacional de la no violencia en contra de la mujer, se cruza con el mes de la remembranza trans que hace pensar en la importancia de recargar el peso en este tema, en el odio en contra de las mujeres trans. Los discursos de transodio han permeado en algunos feminismos que buscan la no violencia en contra de la mujer, me pregunto cómo eso es posible.
¿Discursos biologicistas?
¿En qué momento los discursos biologicistas –qué es o debe ser una mujer, qué es o debe ser un hombre– se filtraron en las luchas feministas que buscan precisamente la libertad? Pareciera que un discurso anula al otro cuando se trata de la lucha común por los derechos humanos, la libertad de decidir sobre los cuerpos es una búsqueda común. Por otro lado, cómo puede ser que discursos de derecha –como en el fascismo– decida quién sí y quién no tiene derecho a la vida. Ahora que está a la vuelta el cierre de año, son tiempos importantes para recordar a todas las personas que han sido víctimas del transodio, la transfobia, y el transfeminicidio.
El Observatorio de Personas Trans Asesinadas que se dedica a recabar, monitorear y analizar reportes a nivel global, arroja cifras terribles: Desde 2016, México es el segundo país en América Latina en asesinar a mujeres trans y de género diverso. En México, cuatro de los 10 a 11 feminicidios ocurridos son transfeminicidios. Pero la realidad, el contexto en el que estos asesinatos ocurren, siempre es peor que lo que reflejan los números. Hay otro dato que suma información necesaria para comprender la dimensión del problema: el sector más vulnerado de las mujeres trans son las trabajadoras sexuales; el segundo, son las mujeres trans migrantes en su paso de Centroamérica a Estados Unidos; el tercero, son las activistas más conocidas, más visibles.
Logros que la comunidad trans ha conseguido desde los activismos
En 2015 entró en vigor la ley de identidad de género que permitía tramitar un acta de nacimiento reconociendo el nombre elegido y el género a partir de los 18 años. Para ello, se llevaba a cabo un juicio –me pregunto quiénes eran los jueces, y cómo podían emitir juicios con perspectiva de género en un sistema no pensado desde la perspectiva de género– y dictaminaban mediante peritajes médicos, psicológicos, psiquiátricos y testigos que la persona solicitando el reconocimiento de su identidad, la mereciera. Los juicios eran costosos, estaban sujetos a lo que dictaminaran los jueces, pero existía la posibilidad de que legalmente fuera reconocida la identidad de una persona, ese principio básico de vida.
Hace un par de meses esa ley tuvo una dichosa modificación en la que ya no es solo a partir de los 18, sino a partir de los 12 años. El ideal, ojalá cercano, sería que la ley defendiera a las infancias trans, que en América Latina solo existe en Argentina.
Otro de los logros conseguidos este año es la Clínica Trans que atiende integralmente a las personas trans en la Ciudad de México, desde los tratamientos hormonales hasta el acompañamiento psicológico, un asunto de salud pública que urgía cubrir y que idealmente debería existir en otros estados y municipios. Pero ningún cambio en las políticas públicas garantizan los cambios en lo cultural, en las artes, en lo social.
Camila Sosa Villada
escritora merecedora del premio Sor Juana por su bellísima novela Las malas, desde Argentina, agrega sobre estos tiempos: “El mes de la memoria trans no tiene un significado especial porque el ejercicio de mi memoria es un ejercicio del día a día, lo que nosotras las travestis tenemos que hacer es que signifique algo para el resto de la sociedad, de lo que son capaces de hacernos todavía. Tengo una particular posición tomada hacia la palabra trans y travesti, creo que nos higienizaron con la palabra trans, nos dieron esa palabra desde regiones en las que no entendieron el travestismo en Latinoamérica, de lo que fuimos capaces de hacer las travestis en medio de las matanzas. Yo diría que es la memoria travesti la que tenemos que rescatar, porque son mujeres grandes, que ya superaron su expectativa de vida. Yo le pondría el mes de la memoria travesti”.
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