El avance de la vacunación ha disparado el optimismo sobre el futuro de la pandemia en España. Con gran parte de la población vulnerable ya inmunizada y 14,9 millones de personas (el 31,4% de los ciudadanos) con al menos una dosis, los expertos dan por seguro que los principales indicadores de la evolución del coronavirus —incidencia, hospitalizaciones y fallecidos— descenderán de forma pronunciada en los próximos meses. Pero la inmunidad de grupo, avisan, no se alcanzará este año y, ahora mismo, resulta difícil prever si el planeta llegará a ella algún día ante la amenaza de las nuevas variantes y la falta de vacunas para inmunizar en el medio plazo a toda la población mundial.
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“El virus no desaparecerá tan rápido, si es que llega a hacerlo”, advierte Antoni Trilla, jefe de servicio de Medicina Preventiva del Hospital Clínic (Barcelona). “Caminaremos hacia la normalidad, pero continuará habiendo contagios. En lugar de inmunidad de grupo, hablamos en este caso de control funcional de la pandemia. No vamos a poder despedirnos tan rápido de la mascarilla”, augura.
Desde el inicio de la pandemia se ha repetido que la inmunidad de grupo —también llamada de rebaño, situación en la que el porcentaje de personas inmunizadas impide al virus circular y, por tanto, protege también a las no vacunadas— se alcanzaría cuando el 70% de la población hubiera recibido sus dosis. Un momento para el que faltan solo “100 días” en España, según anunció esta semana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El problema es que ese 70% ya no será suficiente a causa de las nuevas variantes. Quique Bassat, epidemiólogo e investigador del instituto ISGlobal (Barcelona), explica que “el porcentaje de gente que se necesita vacunar depende del número reproductivo básico de cada virus, la R”, que indica cuántos nuevos casos provoca de media cada positivo.
“Hace un año, se estimaba que la R del SARS-CoV-2 era de 2 a 3 y de ahí salió el objetivo del 70%. Pero ahora hay variantes más contagiosas y la R puede situarse entre 3 y 5. Una enfermedad más transmisible te obliga a vacunar a más gente. Quizá ahora sea necesario el 80% o el 90%”, explica Bassat. El sarampión, aún más contagioso —con una R superior a 12—, requiere vacunar a más del 95% de la población para alcanzar la inmunidad de grupo.
Más población a vacunar requiere más tiempo y esto repercutirá en el ritmo con el que Columna Digital irá hacia una vida sin restricciones ni mascarillas. “Será un proceso más lento y progresivo, no algo que pueda hacerse de un día para otro”, admite Clara Prats, investigadora en Biología Computacional de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que está desarrollando un modelo para prever a qué velocidad esto podrá hacerse según distintos escenarios.
En España, un país conocido internacionalmente por su apego a las vacunas, no se considera descabellado que puedan alcanzarse porcentajes muy elevados de inmunización. Pero en Estados Unidos, paradójicamente el gran país donde más rápido se empezó a vacunar, crece la inquietud ante las reticencias a inmunizarse de algunos sectores de la población. Esto llevó a varios expertos a mostrar a The New York Times sus dudas de que sea posible alcanzar la inmunidad de grupo en ese país.
En todo caso, los expertos coinciden en que “lo importante ahora es avanzar y vacunar a cuanta más gente mejor”. Incluso sin alcanzar la inmunidad de grupo, explican, el impacto de la enfermedad puede quedar reducido a la mínima expresión y la vuelta a la normalidad ser casi completa. “Esto no es un todo o nada. Tampoco con el sarampión hemos logrado evitar que siga habiendo casos y convivimos con ello sin apenas problemas”, recuerda Trilla.
Santiago Moreno, jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, considera que “es posible arrinconar el virus de forma que, si no se logra hacerlo desaparecer, sí quedará reducido a una mínima expresión, con pocos casos y casi todos ellos leves”.
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